Aristóteles Moreno - Perdonen las molestias

La Gurtel son los otros

La Junta, cierto es, puede multar las mordidas con una mano y dar más ayudas con la otra

Aristóteles Moreno
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Es probable que instantes después de que este periódico destapara las mordidas del entramado de la Fundación Guadalquivir, el secretario provincial del partido le mandara al señor Menacho un mensaje animándolo a no desfallecer. Cristian, lo entiendo. Sé fuerte. En ese punto de la trama, todavía hay tiempo suficiente para que las acusaciones de los trabajadores extorsionados se pierdan en los vericuetos de la Inspección de Trabajo y el escándalo se diluya como un azucarillo en el fragor de los titulares de prensa.

Lo aconsejable entonces es sacar el paraguas y esperar a que escampe. Los manuales al uso dicen que en el noventa y tantos por ciento de los casos los indicios probatorios encallarán en cualquier trámite administrativo y si te he visto no me acuerdo.

La clave es mantener el rictus grave ante la cámara, el mentón levemente caído hacia la indiferencia y una sangre fría como el témpano.

Fue entonces cuando la delegada de la Junta en Córdoba dijo sin despeinarse lo siguiente: «No hay nada que investigar». Es la respuesta estándar cuando los indicios aún no son pruebas incriminatorias y hay margen sobrado para enterrar el cadáver. Exactamente igual que el señor Bárcenas en enero de 2013, el señor Menacho y la señora Muñoz eran personas respetables con sus derechos constitucionales incólumes. Todas las ayudas públicas concedidas al tinglado Guadalquivir se habían tramitado respetando escrupulosamente la legalidad vigente. Lo demás era la campaña orquestada de siempre.

Cualquiera con unos cuantos trienios en el negocio de la política sabe que el eslabón débil es el más peligroso. Dejar caer al Bárcenas de turno antes de tiempo puede desencadenar un efecto dominó de consecuencias imprevisibles. Por eso, el señor Menacho y la señora Muñoz, acusados de prácticas mafiosas desde el pasado 8 de marzo en la Inspección de Trabajo, siguen ocho meses después al frente de un tinglado que se dedicaba a cobrar mordidas a los trabajadores contratados en el marco del programa Emplea, promovido con fondos públicos.

El sistema protege al eslabón débil hasta que las evidencias empiezan a asediar al sistema. O dicho de otra forma. Los partidos son organismos de autodefensa, cuyos terminales nerviosos responden automáticamente a cualquier eventual agresión y si hace falta se pacta una indemnización en diferido con simulación de contrato entre las partes.

En consecuencia, la Junta puede sancionar a la Fundación Guadalquivir con su mano izquierda y concederle nuevas ayudas con su mano derecha, tal como acaba de hacer la Consejería de Salud al inyectarle otros 27.000 euros después de que Empleo la multara por apropiación indebida de fondos públicos . ¿Que es una incongruencia? Como la copa de un pino. Del mismo calibre que cuando Rajoy repudió públicamente a Bárcenas al tiempo que le mantenía despacho oficial, secretaria y chófer.

A estas horas, el secretario provincial de la cosa estará pactando una indemnización en diferido con simulación de contrato con el señor Menacho y la señora Muñoz, los responsables del entramado que desde 2014 han ingresado 768.174 euros de fondos públicos. Son horas decisivas para desencadenar una implosión controlada que evite daños colaterales indeseables. El señor Menacho aún no había abandonado su cargo al cierre de esta edición pese a que el aparato ya había decidido su sacrificio para poner a salvo el organismo. Y, si todo se desenvuelve según lo previsto, el secretario de Juventudes Socialistas podría ser hoy mismo un eco del pasado sin ninguna vinculación orgánica con el partido.

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