Francisco J. Poyato

El eje estratégico

La iniciativa de Sevilla y Málaga a la que quiere llegar Córdoba es ya un avance en la dinámica autodestructiva localista

Francisco J. Poyato
Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Abase de confundir de manera intencionada la parte por el todo, el PSOE andaluz se ha erigido en las últimas décadas en el gran entrenador de los localismos en Andalucía. Cual si fuese su propia estructura de partido: feudos provinciales cuyos gallos de pelea tienen que conquistar sillones de influencia y acumular efectivos en una doble pirueta de lealtad y fontanería con el líder supremo en la mesa alargada. La Junta le daba luego carta de naturaleza materializando la correlación de fuerzas internas en el presupuesto que ahora disimula. La traducción es un mapa geopolítico andaluz de capitales que se miran de reojo y juegan al enroque o la trinchera. Obviando alianzas, como en una familia huérfana, cada polluelo ha tenido que sacar la cabeza y buscarse la vida para sobrevivir.

Si eras bueno, comías. Si no, debías sobrevivir haciendo más sólida la insolidaridad. Y no es que nos falte a los andaluces una idea compartida. Ésta sería más un lugar común de vitalidad festiva, emocional, que un proyecto de sociedad civil catapultado por una arquitectura institucional a su servicio. Divide, y vencerás, que pregonaban los romanos-andaluces.

En este peligroso terreno pantanoso es donde se han fraguado filias y fobias. Donde la rivalidad entre Sevilla y Málaga ha llegado a saltar por los aires. Donde el victimismo ha servido de coartada a Córdoba o Granada, envueltas en su pátina histórica como paraísos del olvido. Donde la lejanía de Almería se ha hecho más distante aún. Donde ese aparato de poder ha mantenido a raya la rebeldía de Huelva, Cádiz o Jaén. Donde la miopía del catetismo ha sembrado prejuicios entre unos y otros.

Es por ello que el llamado eje estratégico que han auspiciado ahora los alcaldes de Sevilla y Málaga en primera instancia sea, cuanto menos, un gran avance frente a esta dinámica autodestructiva. Que sean los regidores de las dos ciudades más pobladas de la región española con más habitantes. Que los polos administrativo y económico oficiales se atraigan y no choquen, desde partidos distintos y arropados por sus empresarios -los que tienen más claro, en general, el efecto negativo de este virus localista- y una parte influyente de su sociedad civil.

Córdoba quiere unirse y crear un triángulo estratégico, donde, según hemos sabido en trazo grueso, se produzcan intercambios y esfuerzos comunes en materia cultural, investigadora o económica. Es la tercera ciudad en población y el vértice más débil. El AVE no llegó a Córdoba, pasó por ella. Sí lo hizo a Sevilla en 1992 y a Málaga en 2007. No perdamos de vista esa metafórica referencia. El empeño de la alcaldesa de Córdoba por conformar este clúster geopolítico es obligado y pidamos que no sea una mera estrategia por aparecer en la foto logrando un sitio para la ciudad que no sólo se consigue con estas apuestas que circulan más en lo etéreo que por lo sólido. Sus repetidas palabras por devolver su lugar a Córdoba y por mostrar firmeza y brazos en jarra frente a la Junta que habitó hace apenas un año son dos buenos test para demostrar hechos y no promesas. Hubo carta para Rajoy por el mordisco en las cuentas del Estado para la provincia, aún esperamos la misiva para Susana Díaz tras el puntapié en las espinillas de los presupuestos andaluces.

Ese sitio, este triángulo estratégico, a quien de verdad compete liderarlo es a la Junta de Andalucía, quien desde hace años y años arrastra una deuda «histórica» y seria en infraestructuras y dotaciones con las tres urbes y las otras cinco. Las carreteras, el transporte, los equipamientos culturales, la estructura universitaria o la maquinaria de justicia que faltan en una, sí están en las otras, o viceversa. La realidad es otra: la región con más tasa de paro y que peor aprovecha sus millonarios fondos de formación según la UE (bueno, según se mire, algunos sí los han aprovechado y bien). El verdadero eje estratégico debe ser Andalucía en un todo que sea la suma de sus magníficas partes.

========

Ver los comentarios