Meteorología
Ola de calor en Córdoba | Montoro, cómo vivir con la costumbre de los 40 grados
Los habitantes del municipio del Valle del Guadalquvir hacen su vida diaria acostumbrados a bregar con el calor usando el sentido común
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Nadie en Montoro parece sorprenderse por una temperatura que este lunes rondaba los 40 grados al mediodía . Vivir bajo el calor es normal en este pueblo del Valle del Guadalquivir, pero no lo es tanto que se haya presentado tan temprano, cuando el verano ni siquiera ha llegado aún oficialmente. Sus habitantes saben bien cómo enfrentarse a los vaivenes de las temperaturas y lo hacen empleando el sentido común . La ciudad no se detiene porque haga más o menos calor, pero sí cambian los ritmos para adaptarse.
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En el parque Virgen de Gracia no había prácticamente nadie a mediodía de este lunes. Algún trabajador municipal y un grupo de cuatro amigos jubilados echando su partida de dominó bajo el toldo de un bar que permanece cerrado. Rafael Ruiz es uno de ellos, que explica que «en cuanto acabemos esta partida nos vamos para casa con el aire acondicionado» porque «llevamos regular el calor y eso que hemos nacido aquí». « Tenemos que estar bendecidos por aguantar este calor», apunta otro de los parroquianos. Y eso que este lunes las temperaturas fueron suaves (bordando los 40 antes de las 13 horas), pero « lo de los días anteriores fue horrible », recuerdan.
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En el mercado de abastos ocurre algo parecido. A la misma hora ya no hay apenas clientes y sólo quedan abiertas un puñado de tiendas. Los montoreños han hecho sus compras a primera hora y llegado el mediodía «esto se queda desierto» , asegura Rosa, la propietaria de la Carnicería Rosi que ya ha recogido todo el género. Con 28 años de profesión a sus espaldas, Rosa sólo piensa en jubilarse (lo hará dentro de un mes), pero mientras llega ese momento recuerda que «desde hace unos años los veranos son siempre igual . Es demasiado». Especialmente duro para Rosa fue el estío del año pasado, cuando en Montoro se alcanzaron los 47 grados en un récord nacional que esta carnicera aún recuerda: «Lo pasé fatal».
Toldos en la Corredera
En la calle Corredera es más fácil transitar a pie porque está casi toda entoldada . Es una calle típica de la localidad, estrecha y con abundancia de piedra molinaza . Por allí pasea Miguel Pérez, que prefiere como apelativo «El Tui» o «el de los faisanes», esas setas parecidas al boletus que se encuentran por la zona en otoño. Ataviado con un sombrero de paja, calzón corto y una camiseta de Montoro, este paisano da la receta contra el calor. « Un buen gazpacho para comer y después la siesta», aunque reconoce que «los ‘finillos’ soportamos mejor el calor».
También se encuentra en la zona el joven Carlos Bueza , que aunque tiene que realizar un «encarguillo» se detiene para comentar el tiempo. «Aquí hace mucho calor, pero en Córdoba y en Jaén también. Si es que esto es África », se lamenta.
La coqueta Plaza de España es el centro de Montoro y a mediodía del lunes podían verse grupos de amigos conversando amigablemente a la hora del aperitivo en el Bar España-Casa Juani . Su propietaria, Juani, lleva nueve años al frente de un negocio familiar que iniciaron sus abuelos y asegura que «estamos acostumbrados a esta temperatura», aunque muestra una cierta sorpresa por la fecha tan temprana en que ha aparecido la primera ola de calor. «Cuando llegue agosto no se qué va a pasar» , se queja. En este pequeño local Juan Antonio, uno de sus clientes, da una pista para explicar por qué Montoro tiene todos los veranos tan altas temperaturas: la característica piedra molinaza rojiza que sólo se ve en la localidad -y que es la base de sus principales monumentos-, que sin embargo «no es buena para esto porque absorbe mucho el calor».
