Perdonen las molestias

Anticuento de Navidad

Dentro de 150 años, en Cruz Conde una densa oscuridad nos recordará que algún día brillaron aquí 800.000 puntos de luz

Imagen de la inauguración el viernes del espectáculo de luz y sonido navideño de Cruz Conde Valerio Merino
Aristóteles Moreno

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Dentro de 150 años, quizás 200, la hojarasca cubrirá la noria navideña del bulevar. El gigante de 27 metros de altura será un espectro metálico abandonado a su suerte en el corazón de una urbe desierta. Para entonces, el sol habrá dejado caer su fuego abrasivo sobre los plátanos de sombra que algún día refrescaron la avenida del Gran Capitán.

En la calle Cruz Conde , una densa oscuridad nos recordará que algún día brillaron aquí 800.000 puntos de luz . Exactamente 244.000 más que el año anterior, que, a su vez, redobló la potencia energética del precedente, en una espiral compulsiva de consumo que entonces parecía no tener fin. Del deslumbrante cordón de 23 kilómetros de luces LED no quedará ni la sombra del enchufe . Nada restará de la colosal estructura abovedada de 378 metros de punta a punta, con capacidad para rivalizar con cualquier ciudad de España en este campeonato feroz por ver quién la tiene más larga. La galería de luz, queremos decir.

Para entonces, dentro de 200 años , quizás 300, el ruido ensordecedor de Mariah Carey no retumbará en los edificios carcomidos de la que habrá sido arteria principal de Córdoba. Ni una muchedumbre se agolpará desbocada en el crepúsculo de la jornada para adquirir obsesivamente productos que no necesitan. Del mercadillo navideño de las Tendillas apenas quedará una montaña de hierros desvencijados y una soledad fúnebre como de final de era.

La pista de hielo yacerá inerte en algún lugar de Poniente . Nadie hará piruetas en el aire tórrido de la mañana. Ni las jóvenes ingrávidas ni los muchachos evanescentes. Las voces de los niños serán un eco sórdido del pasado. Las risas, un rumor olvidado de aquellos años exuberantes de vino y rosas.

Dentro de 300 años, tal vez 350, la Conferencia sobre el Cambio Climático habrá celebrado su enésima reunión internacional en algún punto indeterminado del Ártico . Y habrá implorado nuevamente a los Estados participantes que extremen sus medidas de austeridad y redoblen sus esfuerzos para reducir el gasto energético y contener las emisiones de gases contaminantes. Esta vez , seguro que sí, tomaremos realmente conciencia de ello .

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