Tribunales

El acusado de matar a una anciana en Baena niega los hechos: «Doña Joaquina era como una madre»

La defensa del procesado trata de probar que sólo era una de las muchas personas que iban a la casa a fumar droga

Un momento del juicio, celebrado en la Audiencia Provincial ABC

Pilar García-Baquero

El acusado de asesinar y robar a una anciana de 83 años en su casa de Baena en abril de 2015 declaró ayer ante el tribunal del jurado que «doña Joaquina» era para él « como una madre : me abría la puerta, me hacía café, me quería muchísimo». El acusado, de nacionalidad marroquí, negó en varias ocasiones a preguntas de la Fiscalía que entrara saltando una tapia el día de los hechos a casa de la víctima, porque «no le hacía falta», ya que era muy amigo del hijo de la anciana y querido por ésta. Incluso, dijo, le daban las llaves de la casa para que les hiciera recados.

El encartado añadió que en la fecha en que sucedieron los hechos él estaba en la rebusca de la aceituna o quemando ramones de la cosecha y su ropa olía a humo, aunque afirmó no recordar con claridad aquellos días. Detalló que el 23 de abril volvió tarde a casa, «de noche, pero no de madrugada», después de fumar revuelto - cocaína y heroína - en el mirador del pueblo. «Yo vivía con mi mujer y mi hijo en la calle Alta, en una casa cedida por la parroquia, y fumaba revuelto pero nunca en presencia de mi mujer porque si no me montaba la de San Quintín».

En su declaración ante el tribunal, el acusado aseguró que la casa de doña Joaquina era un lugar al que iba «muchísima gente» a fumar droga y nombró a varias personas que eran visitantes habituales. «Yo fumaba la droga, y luego si veía a la mujer sola llegaba incluso a sentarme con ella a ver la televisión. Yo ponía lavadoras o arreglaba cosas. Tenía ropa allí y gorras», llegó a declarar ante el jurado popular.

La estrategia de la defensa se basa, según indicó en su escrito el letrado Carlos Fernández, en probar que el acusado era uno más de las decenas de personas que habían estado en esa casa y que por eso encontraron ADN en una gorra y en una hoja de plata de fumar, pero son, dijo, «circunstanciales» y no incriminatorios. Unos extremos que se pondrán sobre la mesa del jurado durante las siguientes sesiones del juicio , que podría prolongarse hasta ocho jornadas.

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