Procesión del Divino Niño en el Picacho
Procesión del Divino Niño en el Picacho - F. OSUNA
CABRA

El mal tiempo no impide la celebración de la Romería de la Candelaria

No faltaron las tortas, tartas y demás presentes junto a la pareja de pichones que recuerdan el pasaje de la Presentación de Jesús en el Templo

CÓRDOBA Actualizado: Guardar
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Un año más, el santuario de Nuestra Señora de la Sierra acogía el primer domingo del mes de febrero la celebración de la Romería de la Candelaria, la primera de las que se celebran a lo largo del año en el Picacho egabrense. Esta CV edición estuvo enmarcada por el tiempo desapacible. La lluvia, aunque no hizo acto de presencia durante la procesión del Divino Niño, sí fue una amenaza constante en los minutos que los fieles tardaron en recorrer los alrededores del Santuario e incluso subir y bajar al mirador superior.

La celebración comenzaba con la Bendición de las Candelas por parte del consiliario de la Real Archicofradía y Rector del Santuario, Zacarías Romero Arroyo y, acto seguido,  comenzaba una procesión que fue precedida por la celebración de la Santa Misa.

Como es habitual no faltaron las tortas, tartas y demás presentes junto a la tradicional pareja de pichones que recuerdan el pasaje bíblico de la Presentación del Niño Jesús en el Templo de Jerusalén, que fueron llevados por niños durante el recorrido y que posteriormente fueron rifados.

Tampoco faltaron los ramilletes de romero junto a una vela que cada uno de los fieles que acudieron a la romería portó en sus manos acompañando a la efigie del Niño Jesús de la Virgen Serrana que el propio sacerdote portaba bajo palio -llevado por cuatro acólitos- durante la procesión. 

Debido a la climatología, la romería contó en esta ocasión con algo menos de público con respecto a años anteriores y es que el frío, la lluvia e incluso la niebla que aparecía por momentos durante la jornada en el Picacho, situado a más de 1.200 metros de altura, influyó en que hubiera personas sobre todo de más edad que decidieran quedarse en sus hogares y seguir la celebración por la televisión local. 

Larga tradición

Tras la Eucaristía tuvo lugar el Besamanos al Divino Niño, que durante la Santa Misa fue colocado sobre una peana simulando las antiguas de carrete, típicas de la localidad egabrense y que fue para la ocasión situada a la izquierda del Altar Mayor. Tras concluir la Romería, volvía a las manos de la Virgen de la Sierra que aguardaba en el interior de su camarín.

Cabe destacar que la romería de la Candelaria es, junto a la de Votos y Promesas, una de las más antiguas que se celebran anualmente en el Picacho, por lo que suele tener una gran acogida entre los devotos de la patrona de Cabra. Una romería que tan solo llegó a celebrarse en la ciudad durante la Guerra Civil, algo de lo que ha quedado testimonio gráfico.

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