El Cristo de la Buena Muerte, salir de San Hipólito
El Cristo de la Buena Muerte, salir de San Hipólito - ROLDÁN SERRANO
CON AUTORIZACIÓN

Buena Muerte no hizo la carrera oficial para evitar un parón

Fue y volvió de la Catedral directamente por el retraso de una hora que dejaba las Angustias

CÓRDOBA Actualizado: Guardar
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No puede decirse que la estación de penitencia de la hermandad del Santísimo Cristo de la Buena Muerte haya quedado incompleta, pero sí que no cubrió una parte de su itinerario previsto, en concreto la carrera oficial. Y lo hizo así para evitar un parón muy largo y con la autorización de la Agrupación de Cofradías.

El presidente del organismo, Francisco Gómez Sanmiguel, ha confirmado este Viernes Santo que se dio el visto bueno a que la cofradía fuese a la Catedral por Jesús y María, Blanco Belmonte y Deanes y volviese por el mismo camino. Lo previsto era hacer la carrera oficial en sentido inverso, como ha pasado desde 2009, y bajar desde Claudio Marcelo hasta la calle de la Feria.

Para eso la hermandad de las Angustias, que subía desde San Fernando volviendo a casa, tenía que dejar libre el cruce antes de la 1.30, según precisó Gómez Sanmiguel. Buena Muerte debía salir a la 1.35 de Claudio Marcelo.

Contratiempos

Para ese entonces, la decana ya había acumulado un retraso considerable. Primero en la carrera oficial, a la que entró con unos 20 minutos de demora por lo que habían dejado las anteriores. Luego hubo un parón que sorprendió al cortejo en el Patio de los Naranjos y al paso en Deanes, provocado por la necesidad de que pasara una ambulancia. Ante esa perspectiva de tener que dejar a su cortejo parado largo tiempo, y sabiendo que el público en la carrera oficial es escaso, la cofradía solicitó ir y volver de la Catedral por el mismo camino y la Agrupación lo autorizó. «Cumplieron su estación de penitencia», dijo el presidente sobre esta decisión. De hecho, la Virgen de las Angustias dejó libre Claudio Marcelo cerca de las 2.30. Al tomar la decisión se pensaba que sería mayor, pero la cofradía recortó algo de tiempo al slair de la Catedral.

La hermandad cumplió con los horarios previstos según su particular estética y formar de estar en la calle. El Cristo llevaba nuevos hachones, más verticales y altos que los de siempre, con cera tiniebla. Llevaba a sus pies un monte de lirios silvestres. La Reina de los Mártires, deslumbrante de belleza, caminó por la Córdoba monumental acompasada por los golpes del fleco de bellota en los varales de su perfecto paso de palio, con la compañía de un grupo de cordobeses no tan amplio como en otras cofradías, pero sí con la sensación de saber lo que hacían. Así hasta el filo de las seis de la madrugada.

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