Una ración de terrazas «fritas»

La ola de calor está friendo las terrazas. Así piensan algunos hosteleros consultados, que ven bajar el público. Sobreviven gracias a que los visitantes que estos días hacen turismo extremo en Córdoba tienen que comer en algún sitio. «Días mortales», califica Antonio Jiménez, gerente y jefe de cocina de la taberna La Montillana, en San Miguel. Afirma que las noches compensan unos mediodías que están siendo terribles. En el otro negocio de la casa, en la taberna Del Río, la proximidad al Guadalquivir hace que las noches funcionen. En ambos negocios cuentan con la mitad de su público turista, que son «los que más sufren», y la otra mitad cordobeses «que se lo piensa más para salir, sobre todo entre semana».

Algo parecido ocurre en una taberna tan bien ubicada, por estar rodeada de arboleda, como La Cavea, en la plaza del Museo Arqueológico. Sin embargo, «la gente no sale y no les apetece sentarse en una terraza», dice Francisco López, dueño de esta taberna. Como es lógico, el calor tiene la culpa. Notan el bajón con respecto al verano anterior.

En algunos negocioshacen de la necesidad virtud y aprovechan para cerrar en estos días. Ocurre así en El Churrasco, donde aprovechan para dar descanso al personal y realizar labores de mantenimiento. Sin embargo, Pedro Sendra, adjunto de la Gerencia, se muestra optimista «moderadamente» si compara este año con los anteriores.

En algunos locales hosteleros, sin embargo, tiran de ingenio. El uso de aspersores en El Extremeño, en la plaza de la Agrupación de Cofradias, a dos pasos de la Mezquita y de la calle de las Flores, es toda una ventaja competitiva con respecto a otras terrazas de la zona. Aún así, no se salvan de las «ventas a la baja», que es la comidilla de los hosteleros por la influencia del calor. Alfredo de los Ríos, que regenta esta taberna, comenta que los días entre semana son mejores, mientras en los fines de semana «todo el mundo se va a la playa».