Muere el torero cordobés Florencio Casado «El Hencho»

Florencio Casado Morales «El Hencho», matador de toros, falleció este martes en Córdoba a los 69 años de dad y será enterrado este miércoles en la iglesia de Santa Marina, barrio en el que nació, concretamente cerca de la casa de Manolete, el 24 de junio de 1945. Tomó la alternativa en 1969 y su último festejo vestido de luces fue en el coso de Cabra en 1990.

El Hencho era aficionado a los toros desde pequeño por la pasión que le inculcó su abuelo, también Florencio de nombre y al que los nietos llamaban «papá Hencho» como un diminutivo del nombre propio, de ahí que el chaval se anunciase en los carteles con ese apodo.

Desde sus comienzos, el chaval mostraba un valor seco y sereno y un corte de toreo muy cordobés.

Planta muy asentada, verticalidad y hondura que rápidamente llamó la atención del público y de los propios profesionales.

Rafael Sánchez Saco lo puso en varias novilladas sin caballos, la primera vestido de luces fue en Priego, el 30 de mayo de 1964, consiguiendo un éxito importante que le valió torear varios festejos más, no demasiados, antes de debutar con picadores en Montoro el 14 de Agosto del 66.

Los éxitos no se hicieron esperar y suma un importante número de novilladas. La campaña de 1968 fue importante, llegó a participar en 40 festejos picados y perdió un buen número de ellos por un par de cornadas graves.

En el invierno del 68-69 hace temporada en América con fuertes éxitos y en abril de 1969 se presenta en Madrid y posteriormente, en mayo, lo hace en Sevilla con sendas importantes actuaciones en esas plazas que serían emblemáticas en su trayectoria futura.

Florencio Casado, «El Hencho», llegó con fuerza a la alternativa que se celebró en Córdoba el 1 de junio de 1969, teniendo como padrino a Gabriel de la Haba «Zurito» y a Fernando Tortosa como testigo.

Confirmó en Madrid el 24 de agosto de aquel mismo año, teniendo como padrino al torero catalán Joaquín Bernadó y Adolfo Avila «El Paquiro» de testigo, actuando por delante el rejoneador Manuel Vidrié con toros de Espinosa de los Monteros.

Torea aquel año un buen número de corridas y al siguiente, ya teniendo como apoderado a Rafael Piédrola, suma 28, número que aumenta a 36 en 1971, consiguiendo éxitos muy fuertes en plazas tan importantes como Bilbao, Madrid o Sevilla.

«Yo tengo la satisfacción y el orgullo de haber salido a hombros por las Puertas grandes más importantes del toreo como son Madrid y la del Príncipe del Sevilla... Aquella tarde de Sevilla, con la corrida de Miura y Limeño y Palomo Linares como compañeros, fue un triunfo impresionante, me jugué la vida a cara de perro y me sacaron por la Puerta del Príncipe. Fue maravilloso», recordaba en 2002 a ABC Córdoba.