Sin pisar la arena

Los secretos de un Conil de la Frontera desconocido

Rutas por el pueblo y por senderos naturales, recorridos por el barrio de pescadores y los secretos del arte de la pesca en el siglo XVI

Imagen interior de la Chanca de Conil Javier Andrade/Consejería de Fomento de la Junta de Andalucía

Stella Benot

Era un pueblo de pescadores y de camperos, gentes de la mar que descubrieron pronto que su huerta era casi más rica que sus aguas y tal vez por eso Conil ha sido siempre un pueblo próspero, de gentes emprendedoras y trabajadoras que han sabido ir adaptándose a los tiempos.

Llegó el turismo pero, la sabiduría de sus gentes y la presión sobre sus gobernantes, hizo posible que no se destruyese del todo el sabor de un sitio con personalidad.

Decir Conil es decir marcha, ambiente, montones de buenos bares para divertirse, de una enorme variedad de restaurantes de todo tipo de precios y de cartas apetecibles, algunos de vanguardia, otros a los que sigue yendo la gente del pueblo. Decir Conil es pensar en inmensas playas de arena blanca, en calas muy recogidas en las que es una delicia bañarse.

Pero hay mucho más. Conil es un pueblo con historia que merece la pena recorrer. La primera parada de esta pequeña guía es precisamente el pueblo. Su casco antiguo es digno de recorrerse a pie entrando por el Arco de la Villa , parándose en el monumento a José Saramago y saliendo por la Chanca hacia la playa tras pasear por sus callejuelas blancas y admirar muchos de los patios tradicionales, con macetas de flores que todavía se conservan, haciendo un alto en la antigua Iglesia de Santa Catalina donde hay un centro cultural.

En el recorrido hay que dejar un hueco especial para conocer el Barrio de los Pescadores que enseña un vecino todos los domingos del mes de agosto. La cita es a las 20.00 horas en la capilla del Espíritu Santo para quien quiera conocer todos los detalles. Merece la pena.

Es muy importante no dejar de pasear por el Carril de la Fuente . Era una de las calles más importantes del pueblo y se pueden ver hasta tres fuentes que han sido restauradas y ahora son un lugar con encanto.

Otras paradas obligadas son el Mirador del Jabeguero, que está al final de este Carril de la Fuente, y el Parque de la Atalaya, una zona pública (fue una impresionante finca privada) con juegos para niños y un buen sitio para hacer un descanso.

Rutas naturales

Otra opción son las rutas naturales. Todos los sábados de agosto a partir de las diez se organizan dos distintas por el Ayuntamiento. Una sale desde la Torre de Guzmán a la de Castilnovo , un paseo natural que dura unas dos horas. La otra opta por el otro extremo del término municipal y va desde el Puerto Pesquero (donde está el cementerio de las anclas) hasta las calas de Roche en otro recorrido de dos horas aproximadamente.

Los niños

Pero las mañanas conileñas son para los más pequeños. La biblioteca municipal José Velarde organiza dos programas alternos, Rumbo-Lea: narraciones orales participativas (para los que tienen entre 4 y 6 años); y Ciencia creativa : astronomía y astronáutica (entre 7 y 12 años). El horario es entre las 11.30 y las 13.30 horas.

Y mientras los pequeños juegan, los padres pueden visitar las exposiciones que hay en la sala junto a la Torre de Guzmán y en la Chanca, que están abiertas desde las 10.30 de la mañana. Por la noche hay otra oportunidad para visitarlas, entre las 19:00 y las 22.00 horas.

Los lunes por la noche, el plan es conjunto. Cine para todos en el recinto de la Chanc a a partir de las 22.00 horas.

Parada obligada: La Chanca

En este recorrido cultural, merece la pena visitar precisamente la Chanca , restaurada en mayo de 2014 y ahora utilizada como centro cultural y de exposiciones. Se trata de un edificio industrial del siglo XVI que por su actividad tan específica sólo se encuentra en esta costa de España y en algunos lugares del Sur de Italia.

Hasta este edificio, restaurado con polémica y con cierta contestación por parte de algunas asociaciones conservacionistas de Conil como La Laja, llegaban gentes de toda España para trabajar en las almadrabas, unas de las actividades comerciales más ricas de la época. Es poco probable que haya chancas tan bien conservadas como la de Conil que tiene toda su estructura: el patio del Almacenes, el Patio de Trabajo con las pilas para la salazón, el almacén de la sal, los cuartos del Capitán, del Contador, del Tesorero; la carnicería, el pajar, la cárcel, el almacén de pertrechos, de barriles y cuñetes, cocheras y el almacén de maderas.

La Chanca se ha convertido en un Centro de Interpretación y documetnación del mar, el atún y las almadrabas de Conil con unas visitas guiadas que son gratuitas pero hay que concertar.

Y la Torre de Guzmán

La Torre de Guzmán de Conil de la Frontera fue la torre del homenaje del castillo construido por Alonso Pérez de Guzmán, Guzmán el Bueno, tras serle donada la Villa, que pasó a llamarse precisamente Torre de Guzmán.

Según cuentan los cronistas de la Casa de Medina Sidonia, Conil era un lugar con pocos vecinos y como Alonso Pérez de Guzmán comenzó a armar las almadrabas, construyó un castillo y en el centro la torre que hoy se conserva y que se puede visitar.

Fue el núcleo alrededor del cual fue surgiendo la nueva villa durante los siglos XIV y XV, configurándose a su alrededor la que se llamó Plaza Mayor con los edificios principales: la antigua iglesia de Santa Catalina, las casas del Cabildo, la escuela de gramática y las casas principales de los sirvientes y criados de la casa ducal.

Esta plaza fue el centro de la vida pública hasta la mitad del siglo XIX donde la actividad pasó a la actual Plaza de España, centro neurálgico ahora del pueblo.

Planes nocturnos

El Ayuntamiento de Conil quiere ofrecer planes alternativos a sus visitantes en las noches de verano. Por eso todos los martes y miércoles, a partir de las 22.00 horas, hay carnaval en la calle . Las agrupaciones del pueblo muestran su repertorio como si fuera febrero, una costumbre que sorprende sobre todo a los numerosos extranjeros que pululan por el pueblo.

Los miércoles son también flamencos en el recinto de la Torre de Guzmán y los jueves se celebra el IV Circuito de títeres la Chancha en el Patio de Almacenes.

Las tradiciones de los vecinos

A pesar del turismo extranjero y nacional que inunda Conil todo el año pero sobre todo en los meses de verano, los vecinos del pueblo siguen manteniendo sus tradiciones y costumbres y acogen a los visitantes con afecto. Siguen siendo herederos de esos conileños que siempre han sabido hacer de este lugar uno de los pueblos blancos de Cádiz más prósperos adaptándose a las circunstancias.

Por eso organizan sus tradicionales verbenas de las asociaciones de vecinos. Los días 10 y 11 de agosto es la de El Jardal, el 11 de agosto la de la Dehesa y Pinares; el 14 y 15 de agosto la del Puerto Pesquero y el 18 de agosto, la de El Colorado .

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