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La agrupación «No te vayas todavía» durante su actuación - FOTO: LA VOZ

Del pasodoble a la bombista a Manué «Frozen»: los mejores momentos de «No te vayas todavía»

La agrupación de San José de la Rinconada logra el tercer premio en el Carnaval de Cádiz

SEVILLA Actualizado: Guardar
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Si hay alguna agrupación que este año ha causado un gran revuelo en el Concurso de Agrupaciones del Carnaval de Cádiz, es sin duda, el grupo de San José de la Rinconada «No te vayas todavía» o la chirigota de Manué o la del muerto, como ya es conocida. Este grupo de jóvenes con Antonio Álvarez, «El Bizcocho», a la cabeza ha puesto el público del Gran Teatro Falla en pie en todos los pases desde la fase de preliminares. ¿Su secreto? Desparpajo, ironía constante, letras al tipo bien resueltas y sobre todo, muy frescas.

Durante el concurso han protagonizado momentos ya para la historia. Para empezar, el mero hecho de presentar un velatorio con muerto incluido es cuanto menos curioso.

Sorprendieron y mucho. En la fase de preliminares el repertorio gustó a primeras y provocaron las primeras carcajadas del público, que no sabía en ese momento lo que esto podría dar de sí. Los primeros llantos ya generaban risas. Los golpes de la presentación en referencia al muerto ponían de manifiesto que esto sería un pelotazo.

Pasodobles al tipo bien hilados cumpliendo la última voluntad del muerto. «Abrid una botella del ron más caro, un puro Habano, irse de putas». «Y eso quién lo paga Manué», respondían. Aquí se pudo vivir el primer minuto de silencio, con flauta incluida. Después vinieron tres más, con instrumentos a cual más divertido. Y por supuesto, el estribillo que ya se corea por todos los rincones: «Manué en esta chirigota encaja, encaja». El muerto cogía protagonismo en el segundo cuplé moviéndose en un «mannequin challenge». Popurrí muy completo y entretenido. Conectaron muy bien con el público que los despedía con una gran ovación.

En la fase de cuartos, la agrupación volvía a sorprender. Manué aparecía en un arcón de congelados porque como ya advirtieron si pasaban iban a tener que congelarlo. «Se rompió la cadena de frío, pero ¿nos lo vamos a comer? No», se preguntaban. Aquí rompieron todos los esquemas ya que el segundo pasodoble iba dedicado a la bombista del grupo, Alba González, que se había tenido que aprender en menos de un mes todo el repertorio. Era una sorpresa y toda una declaración de intenciones a la igualdad de la mujer en el Carnaval. Las lágrimas de Alba ya se quedan para la historia del concurso.

En semifinales comenzaban con la luces apagadas y con una urna. Se temía lo peor. Habían incinerado a Manué, pero no. Solo encontraron su papeleta con el orden de actuación que el jurado perdió durante el sorteo. Hubo cambios ingeniosos en el repertorio y las coronas casi se hicieron su bailecito, pero no. «No cogerle cariño a Manué que el año que viene no sale», relataban al público. Ya comentaban que si pasaban disfrazaban a Manué de la princesa «Frozen». Un pasodoble al histórico carnavalero Yuyu, como uno de sus referentes, les coronaba en este pase. Durante el minuto de silencio, Manué bailó «Los Pajaritos» dentro de la caja y prometieron que si volvían en la Final Manué botaba. Caronte lo estaba esperando, así que pedían al jurado que se diera prisa.

En la Gran Final ya echaron el resto. Manué apareció vestido de la princesa «Frozen» como prometieron. El público se venía abajo. Incluso luego tenía debajo una chaqueta de lentejuelas amarillas y Manué se marcó en el cuplé un paso a lo John Travolta en «Grease». Manué fue de los primeros en ver «La Eternidad» haciendo alusión al tipo de la comparsa de Antonio Martínez Ares. Hasta las coronas en esta fase se pegaron su bailecito. A petición del público Manué botó, pero en una urna. El teatro enloquecía con ellos. Pasodobles al futuro divorcio con su mujer y a las frases típicas de un velatorio remataban una gran actuación. Finalmente Manué salía de la caja y el grupo entero recibía una gran ovación del público mientras las lágrimas les resbalaban por la cara.

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