PROVINCIA

Peculiaridad en una semana

La Semana Santa se vive con intensidad en el resto de la provincia aunque resulta llamativa la Pasión que se siente en la Sierra entre calles estrechas y cuestas

Para Cádiz la Semana Santa es una fecha especial por la devoción que procesa a los cortejos y también porque es el pistoletazo de salida a la temporada turística. Todos los rincones de la provincia se llena de visitantes dispuestos a disfrutar de la Pasión, pero también de la gastronomía, de las rutas, de las playas (aunque este año a causa de los temporales será más complicado), así como de las particularidades. Y en este sentido la Sierra se convierte en un destino muy solicitado. No solo porque el turismo rural cobra importancia, sino que también por las peculiaridades de cada municipio a la hora de sentir la muerte y resurrección de Cristo.

La celebración de muchas localidades están declaradas de Interés Turístico Nacional debido a la particularidad con la que se realizan

De hecho muchas localidades han conseguido por ello la calificación de Fiesta de Interés Nacional, lo que suma un atractivo más que hace que la Semana Santa de Cádiz sea una cita imprescindible para las personas que quieran recorrer desde el sentir más profundo y la espectacularidad de los pasos de la Bahía o Jerez, hasta aquellas celebraciones especiales que se llevan a cabo en distintos municipios.

Es el caso de la Semana Santa de Alcalá del Valle es necesario destacar, por su peculiaridad, el Domingo de Resurrección, caracterizado por el desfile de hornazos y la ‘Carrerita de San Juan’ en la que el Santo, portado por los jóvenes del pueblo recorre a gran velocidad las calles hasta encontrar a la Virgen para avisarle de la Resurrección de su hijo, escenificación evangélica de hondo arraigo popular en la que resalta la tradicional ‘competencia’ entre las tres hermandades: la de la Veracruz, conocida como Los Blancos; la de Padre Jesús, también llamada Los Moraos y la del Cristo de la Misericordia o Los Coloraos.

En cuanto a rivalidades hay que desplazarse también a Setenil de las Bodegas donde la Pasión goza de gran arraigo popular y tradición cultural en la que es singular el ‘enfrentamiento’ entre las dos hermandades, la Santa Vera Cruz (los blancos) y Nuestro Padre Jesús (los negros), rivalidad que se tradujo en la llamada ‘Guerra de las bandas’. Debido al desnivel y estrechez de sus calles, algunos pasos han de ser parcialmente desmontados en algún tramo e incluso se ensancha alguna calle con pasarelas supletorias.

En Bornos resulta llamativo ver cómo se engalanan las calles con colocando mantones y telas decorativas en los balcones de las casas. El gran encanto radica en ver a los pasos recorrer las calles mas antiguas y estrechas de Bornos donde los pasos se deslizan casi rozando por las paredes, subiendo y bajando cuestas y escalones.

La Semana Santa de Arcos de la Frontera resulta ser también un referente nacional debido a que los pasos se combina con la belleza de las calles de la propia localidad. Lo que resulta más llamativo de esta fiesta son los denominados ‘Armaos’ caballeros que acompañan a los pasos, siendo los ‘Armaos’ más antiguos los del Nazareno. También le llama la atención la imagen del Niño Jesús, traída desde Roma en 1764 que sale el Viernes Santo en una escenificación alegórica y premonitoria de su muerte en la cruz y el domingo, que sale resucitado, vestido de gloria. También llama la atención por la existencia de imágenes articuladas como también ocurre en Conil.

La de Sanlúcar de Barrameda es muy particular por su forma de cargar los pasos ‘al cincho’ y utilizar ‘la chasca’, un instrumento de madera semejante a una castañuela que sirve para reiniciar y parar la marcha. En Alcalá de los Gazules destaca la ‘Borriquita viviente’ en la que unos 80 niños vestidos como hebreos salen en procesión el domingo de Ramos. Mientras que en Vejer de la Frontera continúa vigente la antigua tradición de ofrecer a los nazarenos roscos y pan duro (rebanadas de pan abizcochado con almendras y especias) tras la recogida de la procesión.

En San José del Valle hay que detenerse en la representación teatral de la Pasión de Cristo, así como en sus salidas procesionales, aunque en este sentido es mejor detenerse en Benaocaz, donde el Viernes Santo tiene lugar la procesión de la ‘Pasión’, compuesta por siete pasos con gran tipismo en un recorrido caracterizado por la particularidad de sus calles.

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