Luto y Soledad en Sábado Santo

Santo Entierro ha sido la única corporación que ha realizado estación de penitencia este Sábado Santo en Cádiz. La hermandad de la Soledad ha protagonizado una salida solemne y con no demasiado público.

A las 15 horas lucía el sol y el calor se hacía más intenso en la Plaza de Fray Félix. De forma puntual se abrieron las puertas de Santa Cruz para dar testimonio del luctuoso momento que pone fin a la Pasión de Cristo.

Para empezar una importante novedad y es que la banda de cornetas y tambores Cristo de los Milagros de Sanlúcar se incorporaba al desfile abriendo paso a la cruz de guía con marchas de corte clásico y tambores destemplados. Interpretó la marcha Cristo del Amor mientras bajaba por Fray Félix.

Detrás iba el muñidor y la cruz de guía.

Además de las secciones de penitentes, en el cortejo de esta hermandad iban representantes de otras cofradías de Cádiz como Medinaceli, Sentencia, Prendimiento, Sagrada Cena, Nazareno o Ecce-Homo, que precedían a la impresionante urna de plata del siglo XIX, exornada con rosas rojas, cardos y espinos y escoltada por militares.

425 aniversario de su salida fundacional

La Banda de Música Julián Cerdán de Sanlúcar interpretó para el paso del Señor del Santo Entierro Ha muerto en el interior del templo. Ya en la calle, el intenso sol brillaba sobre la urna de cristales curvos. La cofradía de Santa Cruz celebra este año su 425 aniversario fundacional por lo que se ha querido dar aún más brillantez a esta salida procesional. El capataz Juan Otero daba las pertinentes indicaciones antes de superar el dintel de la Catedral Vieja.

Detras de la urna desfilaba el palio de respeto vacío y una amplia representación de autoridades civiles y militares.

Comenzaban a prepararse los penitentes de la Virgen de la Soledad. Al frente del paso de la Señora, que estrena nuevas caídas, están Miguel Iglesias y Enrique Rodrigo.

Se colocaba ante la puerta. La cuadrilla iniciaba las maniobra de las andas previa a la salida procesional. Con cuidado y esmero superaba la altura del dintel del cancel y la Señora de la Soledad se encontraba con sus fieles en la plaza de Fray Félix.

En ese instante ya sonaban los acordes clásicos de Virgen del Valle y Sevilla cofradiera, las dos primeras marchas de un callejero sobrio y elegante. La cofradía ya estaba en la calle, buscando su estación de penitencia en la Catedral y regresar a su templo antes del inicio de las celebraciones de la Vigilia Pascual.