Luces y sombras del coche conectado en España

De momento es un mercado incipiente, inmaduro, muy fragmentado y confuso, aunque destinado a convertirse en uno de los pilares del «Internet de las cosas»

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Automóvil y conectividad son dos palabras que se pueden pronunciar ya en una misma frase sin que nadie se extrañe demasiado. Los coches han aprendido (están aprendiendo), a conectarse a internet y a sacarle partido a las inmensas posibilidades de la Sociedad de la Información. Música online, redes sociales, «apps» de varias clases... Sin embargo, y según revela el «I estudio anual de coches conectados», elaborado por IAB Spain, asociación especializada en publicidad y el márketing digital, la mayor parte de ese camino está aún por recorrer.

En cierto modo, la situación recuerda a la de la telefonía móvil justo antes de la aparición de los «smartphones». Cada fabricante haciendo la guerra por su cuenta, todos intentando sacarle partido a la Red, pero sin mirar siquiera lo que está haciendo el vecino.

El resultado: un mercado incipiente, inmaduro, muy fragmentado y ciertamente confuso, aunque destinado a convertirse, inevitablemente, en uno de los pilares del tan cacareado «Internet de las cosas».

Para empezar, y según la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles (ANFAC), se comercializan en España 54 marcas diferentes de coches. De ellas, 24 ofrecen ya algún tipo de conectividad, aunque sólo 21 disponen de una auténtica estrategia en este campo.

Para llevar a cabo el trabajo, iab Spain ha analizado a fondo las características de conectividad de 21 modelos de automóviles de 15 marcas diferentes. Se trata de Audi, BMW, Citröen, Ford, Infiniti, Lexus, Mazda, Mercedes, Mini, Nissan, Opel, Peugeot, Renault, Toyota y Volvo. No son todas las que están, pero sí un número más que representativo para hacerse una idea bastante acertada de la situación.

En total, los expertos de iab han analizado 223 «apps», de las que el 62% eran «in car» (es decir, integradas directamente en el coche) y el 37% restante se manejaban a través del «smartphone». De las 15 marcas analizadas, solo 11 disponen de un portal on line para gestionar o activar los servicios conectados. Y 11 también (aunque no las mismas) han puesto en marcha ya sus propias tiendas de aplicaciones. Cabe destacar que sólo dos marcas (Ford e Infiniti) ofrecen las soluciones de conectividad de serie y en todos sus modelos, incluso en los más bajos. Para el resto se trata de un «lujo» cuyas prestaciones aumentan según aumenta la gama del coche, o un añadido opcional por el que hay que pagar aparte.

Los modelos que disponen de más aplicaciones son BMW (que tiene hasta 34 diferentes), seguido de cerca por Renault (con 24) y Mercedes (con 22). Los que menos «apps» ofrecen son Opel, Ford y Lexus, aunque fuentes de esas compañías sugieren que esa «economía de apps» obedece a motivos de seguridad. Y es que un virus informático en un coche puede ser mucho más peligroso que en un teléfono...

Un ejemplo de la fragmentación de este incipiente sector es la existencia de hasta siete métodos diferentes de conexión a Internet: SIM embebida (viene de fábrica, el usuario no puede quitarla ni cambiarla. Se paga un tanto al año al fabricante del coche); SIM integrada (la introduce el usuario, que elige operadora y tarifas); Tethering (toma la conexión del teléfono móvil) vía Bluetooth, USB o Wifi; Teléfono integrado y Dongle USB 3G (una llave USB activa la conectividad). Las diferentes marcas ofrecen uno o varios de estos sistemas al mismo tiempo, de modo que el usuario pueda seleccionar el que prefiera.

Hay que tener en cuenta que las «apps» no pueden funcionar en un automóvil de la misma forma a como lo hacen en un teléfono. En el coche, por ejemplo, no puede haber vídeos, ni textos largos, ni juegos, ni nada que pueda distraer al conductor o entorpecer la conducción. Aunque tampoco en este punto hay unanimidad. BMW, Mercedes y Volvo, por ejemplo, son las únicas marcas que ofrecen un navegador web. Y muy pocos, como Renault, se atreven a incluir algún juego en el menú, aunque dichos juegos están bloqueados cuando el coche está en movimiento.

De la misma forma que lo visual y lo táctil han conquistado el mercado de los teléfonos y los tablets, en los coches lo más demandado es el control de voz. Un control de voz, claro, que a ser posible nos entienda a la primera y que no nos obligue a recorrer menús de preguntas interminables sólo para hacer una llamada. Existen hoy varios proveedores, pero no todos ofrecen, ni mucho menos, la misma calidad.

De las 15 marcas del estudio, 12 incluyen un asistente vocal o algún tipo de control por voz. 9 incorporan también una pantalla táctil, que en muchos casos (7 marcas) se complementa con un mando o joistyck estratégicamente colocado entre los asientos delanteros, a mano del conductor.

Entre las apps externas más destacadas, Facebook es la que más presencia tiene en el automóvil. Los coches que incluyen esta red social (9 marcas) son capaces de leer los mensajes a petición del conductor. Le siguen de cerca la «app» de búsquedas online de Google (que integran 8 marcas de coches) y Twitter (que está presente en 7). Las «apps» gratuitas conviven con aquellas que requieren de una suscripción para acceder a los servicios, como las de música on line. Los fabricantes optan por incluir servicios gratis durante un tiempo limitado.

La pugna de Apple y Google

La fragmentación actual en la oferta de conectividad al volante, sin embargo, tiene los días contados. Y es que los «gigantes tecnológicos» se han fijado ya desde hace tiempo en los automóviles, y empiezan ya a hacer sus movimientos y a firmar sus alianzas.

Tenemos, por ahora, cuatro sistemas operativos diferentes intentando llevarse la parte del león de este suculento pastel: Car Play, de Apple; Android Auto, de Google; Windows in the car, de Microsoft; y Mirror Link, desarrollado por Nokia. Los cuatro tienen como objetivo llevar hasta el automóvil muchas de las ventajas de las que disfrutamos con el móvil. Y los cuatro saben cómo hacerlo, aunque no se puede descartar que cuando empiecen a implantarse en nuestro país, entre la segunda mitad de este año y la primera del siguiente, alguno de los fabricantes de automóviles decida entrar en la pugna y luchar por imponer su propia solución.

En medio de este panorama, nadie parece haberse fijado en el hecho de que la conectividad implica consumo de datos. Y no es lo mismo bajar en el teléfono una canción de vez en cuando que estar permanentemente conectado a un servicio de música por streaming en el coche. Por supuesto, tanto para la música como para los navegadores o las apps de noticias, se necesita banda ancha, y también una buena cobertura, sin la que ningún servicio online está garantizado. Ninguna operadora ofrece aún una tarifa especial para automóviles, lo cual puede llegar a ser todo un problema a la hora de pagar las facturas.

Ver los comentarios