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Usar la crema solar del año pasado expone a la piel a eritemas

La industria y los dermatólogos afean a la OCU que «arengue» al consumidor a seguir usando productos abiertos hace más de un año, porque a partir de ese plazo pierde factor de protección

Madrid Actualizado: Guardar
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Llegan de nuevo los rayos solares que irradiarán con intensidad en nuestras vidas. Y el dilema será el de todos los veranos: si se debe utilizar la crema solar que se dejó inacabada el año pasado o no. La respuesta, unánime por parte de los dermatólogos consultados por ABC, respalda a la industria de la perfumería y cosmética: recomiendan utilizar los fotoprotectores en la misma temporada una vez abiertos. Pasada la fecha de caducidad, que es de doce meses en todos los casos, el consumidor debe saber que ha perdido su eficacia protectora frente al sol y como barrera de sus efectos en la piel.

Los productos de cosmética y, en concreto, las cremas solares con factor de protección tienen especificados en los recipientes tanto la fecha de caducidad como el PAO (Period After Opening) que, por sus siglas en inglés, significa «periodo después de abierto», explican a ABC desde la Asociación Española de Dermatología y Venereología (AEDV).

De un lado, la fecha de caducidad marca el tiempo máximo en que puede emplearse un producto con eficacia y con la seguridad de «su estabilidad al aplicarlo sobre la piel», sin temor a que produzca « una irritación o contaminación cutánea, es decir, daño en la dermis», comenta Elia Roo, de la Clínica Clider de Madrid y también miembro de la AEDV. Eso ocurre se abra o no la crema solar comprada un verano.

¿Qué sucede con el PAO? Es el periodo en el que el producto pierde utilidad desde el momento en que se abre y pasado ese tiempo, que también viene especificado en el recipiente, la protección solar ya no está garantizada y puede ser inadecuada. Cuando en el envase se observe oxidación, cambio de color, olor, textura y de consistencia, entonces hay que extremar los cuidados y desechar el producto.

No obstante, la opinión de la industria y los expertos sondeados no coincide con la de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), que este viernes obvió estos consejos de uso preceptivos y recordó a los ciudadanos que «pueden utilizar las cremas solares del año pasado si se han conservado de forma adecuada». Miembros de la AEDV afean que «una institución en defensa del consumidor» lance un comunicado para saltarse la reglamentación europea sobre los productos de cosmética y fotoprotectores, que precisamente hace años no recogían fecha de vencimiento ninguna, y que, al entrar en vigor en 2005 una normativa obligatoria para los Estados miembros, la impusieron en estos envases.

Un portavoz de Pierre Fabre, propietaria de la línea de productos Avene, remarca a este periódico que «la recomendación de no utilizar un fotoprotector un año después de abrirse no es un capricho. El fabricante no se puede hacer responsable de la eficacia y seguridad de su producto si se utiliza despues de abierto y cumplido el PAO indicado en el envase y en condiciones de uso no recomendadas para los productos cosméticos como cambios de temperaturas, mayor facilidad de contaminación por agentes externos... en las que no sabemos si se mantendrá la eficacia inicial». «Europa busca con estas medidas garantizar la salud de los consumidores, no proteger a la industria cosmética», enfatiza.

La conservación es la clave

Para sus conclusiones, la OCU parte de un análisis elaborado en laboratorio con cinco cremas solares para niños (con factor de protección máximo +50) que ya fueron testadas en un laboratorio en 2016. En esta prueba se simuló el uso habitual por parte de un consumidor sometiendo a los productos, un año después de su apertura, a una serie de condiciones ambientales similares a unas vacaciones reales con cambios de temperatura y lugares de almacenamiento, detalló.

Los resultados del laboratorio, idénticos en el primer y segundo análisis, evidenciaron, según la OCU, que los cinco productos mantenían su textura y su nivel de protección «a pesar del maltrato sufrido», y apeló al consumidor a sentirse «tranquilo» si utiliza esas cremas de protección solar pasados los doce meses desde su apertura. La OCU sí especifica que esto se cumplirá siempre que las condiciones de conservación hayan sido óptimas, a saber, «lugar fresco y seco, protegidas del sol y a una temperatura estable».

La conservación es el elemento clave, en todo caso. Y en ello abundan los especialistas en el cuidado sanitario de la piel: «Lo que pedimos es que se gaste la crema en el mismo año, y que si se tienen reservas, se aplique durante el invierno, en cualquier caminata o escapada a la montaña, porque la piel sigue necesitando protección, pero que no se exceda ese año», apremia Roo. «Si la crema ha estado guardada cerca de un radiador, o en un baño con humedad, es imprudente decir que se sigan usando», agrega.

Las condiciones por las que atra viesa una crema desde que es abierta pueden llegar al extremo, señalan desde la industria, puesto que se trasladan a la playa bajo un sol de infarto, se meten en el coche, etc., alcanzando temperaturas que en ningún grado garantizan la capacidad de protección y el resultado es que el factor de protección (FPS) real (que protege de rayos ultravioleta B), de un año a otro, no corresponderá al indicado en el envase.

Según explica la Asociación Nacinoal de Perfumería y Cosmética (Stanpa), «un producto solar puede indicar la fecha de caducidad o el símbolo de periodo de uso después de abierto (PAO), que figura en forma de tarro abierto del envase». Y Stanpa confirma que «deben desecharse porque su periodo de caducidad es, como máximo, de doce meses».

Eduardo López-Bran, jefe del Servicio de Dermatología del Hospital Clínico de Madrid, tercia. «Supongo que la ley europea que contempla las fechas de caducidad de los fotoprotectores se basa en estudios previos que demuestran que estos productos pueden perder sus propiedades en solo un año». «En cualquier caso, si alguien usa una crema solar del año pasado y al tomar el sol empieza a notar cierto enrojecimiento, irritación o picazón, sin duda hay que obedecer al sentido común y descartarla», asesora.

Envasado al vacío

Por su parte, Yolanda Gilaberte, directora de la revista «Actas Dermosilográficas»de la AEDV, resume los riesgos a los que se expone la piel si se usa la crema pasado ese año de plazo en que «haya perdido su factor de protección, ese es el mayor peligro». «La mayoría de estos productos tienen antioxidantes, como la vitamina C o el caroteno, que en contacto con el aire pueden oxidarse y perder sus propiedades», por lo que un envase abierto se expone a este lastre. Gilaberte introduce un elemento más en el debate: «La mayoría de los fotoprotectores no están envasados al vacío, por lo que tampoco puede garantizarse que no vayan a perderse sus funciones en un año, incluso sin ser abiertos».

Su receta es que «este tipo de cremas y leches solares se consuman en un año desde que se abra un frasco. Si una persona necesita menor cantidad de crema para un verano, debería adquirir envases más pequeños, en previsión de que en invierno estos productos se utilizan menos».

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