Acantilados del Playazo de Rodalquilar en Cabo de Gata
Acantilados del Playazo de Rodalquilar en Cabo de Gata - Isaac Vega, WWF

Medio ambienteWWF reclama la protección del 20% de las aguas españolas

Proponen 10 zonas de acción prioritaria para preservar los ecosistemas marinos profundos

Cabo de Gata Actualizado: Guardar
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Nos embarcamos en el barco solar de WWF. Una paradoja que el amarre donde nos esperan para comenzar la travesía sea el de la gasolinera. Desde este catamarán, de 14 metros de eslora y que se mueve con la energía de 48 placas solares, voluntarios de la organización conservacionista recorrerán hasta el 15 de julio la costa de Almería y Granada para informar de la importancia de conservar los ecosistemas marinos profundos, que siguen siendo grandes desconocidos.

En España, el 8,5% de nuestras aguas están designadas como zonas marinas protegidas, lo que nos acerca al 10% acordado por Naciones Unidas para el año 2020. Pero esto no significa que estén efectivamente protegidas pues muchas de ellas no cuentan con planes de gestión o si tienen, son pobres, explica Óscar Esparza, coordinador de Protección Marina de WWF.

Por tanto, aunque Esparza reconoce que el avance ha sido espectacular pues hace 5 años solo el 1% de nuestros mares estaba protegido, considera que sin planes de gestión efectivos estas zonas no son más que “reservas de papel”.

Desde la organización reclaman que en 2020 el objetivo sea que el 20% de las aguas españolas estén bajo alguna figura de protección. “Tenemos que proteger más, porque las presiones crecen”, afirma Esparza. En la actualidad, lo están el 13,1% de las aguas del Mediterráneo; el 10% de las atlánticas, y el 5% de las Canarias. Y proponen diez zonas donde esta protección debería ser prioritaria. Todas ellas se corresponden con ecosistemas marinos profundos -cañones y montañas submarinas-, que aparecen a partir de los 200 metros de profundidad.

Y es que los ecosistemas profundos son los menos protegidos, mientras que en las zonas costeras, hasta los 200 metros, las figuras de protección son más abundantes. “Se pensaba que eran grandes desiertos, pero es al contrario, tienen una biodiversidad muy alta”, matiza el responsable de Protección Marina de WWF.

Estas diez zonas son el Cap Bretón, Cabo del Ajo y Cañón de Santander (mar Cantábrico); en el Mediterráneo, los cañones del Golfo de León, los cañones submarinos de Baleares, las montañas submarinas del canal de Mallorca, el Seco de Palos, la zona de conos volcánicos y escarpes del mar de Alborán; y en Canarias, la zona del Banco Eco (al suroeste del archipiélago) y el santuario de cetáceos, en las aguas orientales de Lanzarote y Fuerteventura.

Hay una relación entre la intensidad del uso del mar y la necesidad de tener zonas bien conservadas, zonas donde el ecosistema puede hacer frente a los cambios”, explica Esparza. En este sentido, se congratula de que estos días el Parlamento y la Comisión Europea hayan acordado prohibir la pesca de arrastre a más de 800 metros de profundidad (ahora se permitía hasta los 1.000 metros), para preservar los fondos marinos. “Las redes de arrastre pueden arar zonas que son verdaderos bosques sumergidos, con corales, gorgonias...”, pero no son las únicas amenazas de estas zonas.

Sobrepesca, destrucción del hábitat, contaminación, especies invasoras, cambio climático o la exploración de hidrocarburos ponen en riesgo estos ecosistemas. “En este momento, nos preocupa mucho que se quiera acceder a yacimientos de gas y petróleo en zonas profundas, a más de 1.000 metros de profundidad, por ejemplo, en Canarias. Esto es una amenaza no solo por la exploración sísmica, que ya supone un impacto sobre algunos organismos, como son los cetáceos, sino que si finalmente se hacen las prospecciones hay riesgo de que ocurran accidentes como el del Golfo de México”.

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