El periódico del Papa estrena en Argentina su primera edición en América

Aunque nació en 1861, el periódico del Papano deja de renovarse y este viernes estrena su primera edición en el Nuevo Mundo, dirigida por el teólogo y biblista Marcelo Figueroa, el primer evangélico que asume esta responsabilidad.

En una tarjeta manuscrita, Francisco saluda «con alegría» a los lectores de un medio que «permitirá conocer directamente el servicio del Papa», poniéndolo a salvo de manipulaciones partidistas o ideológicas como ha sucedido con demasiada frecuencia en su país natal.

En un artículo titulado «Directo, entero y sin voceros», el rector de la Universidad Católica Argentina, Víctor Manuel Fernández, afirma que «muchos católicos leen al Papa a través de los medios y algunos terminan repitiendo, irritados, lo que dice un noticiero.

Tengo la impresión de que pocos se detienen a leer y analizar directamente lo que él enseña y escribe, por eso está edición favorecerá el acceso directo a las acciones, gestos y textos de Francisco».

La primera edición, de 37.000 ejemplares y distribuida con el diario «Perfil», arranca con periodicidad mensual y solo 16 paginas, pero pronto ampliará su extensión y pasara a ser semanal.

En su versión de Buenos Aires, « L’Osservatore Romano» incorpora nueve páginas de la edición semanal en lengua española, que dirige en Roma la periodista argentina Silvina Pérez, y cuatro páginas de contenido local. El primer número incluye un artículo de la vaticanista española Rocío Lancho, veterana corresponsal de Zenit en Roma.

Durante su pontificado, Benedicto XVI incorporó varias mujeres muy valiosas a la redacción de «L’Osservatore Romano», que se había quedado muy atrás respecto a otros medios, y solicitó la colaboración habitual de escritores protestantes, que ahora es ya muy representativa.

Marcelo Figueroa, el primer evangélico que dirige una edición, confirma que su nombramiento «ratifica el carácter ecuménico» de un diario que es «vehículo informativo de la tarea universal del Papa», dirigida a todos los hombres y mujeres de buena voluntad.