DIE ZEIT

El Papa, al semanal «Die Zeit»: «El populismo es malo y termina mal, como muestra el siglo pasado»

«Cuando me idealizan, me siento agredido. Soy un hombre normal y corriente, un pecador limitado y falible»

«Comprendo que a alguno no le guste mi modo de actuar. Hay muchos modos de pensar: es lícito, es humano y es una riqueza»

Ciudad del Vaticano Actualizado: Guardar
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Por una carambola, esta semana es fácil encontrar al Papa Francisco en los kioskos romanos. La versión italiana de la revista «Rolling Stone» dedica su número de marzo a «Francesco, el Papa Pop» con motivo del viaje a Milán que hará el próximo 25 de marzo.

También el semanal alemán «Die Zeit» publica la fotografía de Francisco en portada, junto a una larga entrevista en la que el Papa aborda cuestiones como los populismos, el celibato, o la oposición dentro del Vaticano.

Reconoce que le preocupan los populismos en Europa y sin mencionar a ninguno, asegura que detrás de ellos «siempre hay un mesianismo y la justificación de proteger la identidad del pueblo». «Los grandes líderes son capaces de sacar adelante el bien del país sin ponerse ellos en el centro, sin ser mesías: el populismo es malo y termina mal, como muestra el siglo pasado», explica.

También habla de la falta de vocaciones en la Iglesia, «un problema real, que debemos intentar resolver primero con la oración», dice. «Luego, trabajando con jóvenes que tengan la inquietud de servir a los demás. Aunque ahí hay otro problema, que es la natalidad. Si no hay jóvenes, no habrá sacerdotes», añade.

El autor de la entrevista, Giovanni de Lorenzo, redactor jefe del semanal «Die Zeit», le pregunta si la solución pasa por dar «incentivos a los jóvenes, como decirles que no hace falta renunciar a una vida sentimental sexual para ser sacerdote».

«El celibato opcional no es la solución», responde el Papa. «¿Y los 'viri probati'?», pregunta de Lorenzo. Se refiere a hombres casados de madura vida cristiana a los que extraordinariamente se puede admitir al sacerdocio.

El Papa tampoco parece convencido de esta solución. «Debemos pensar si los 'viri probati' son una posibilidad. Pero luego tenemos que decidir qué funciones asumen para atender a comunidades aisladas», explica Francisco. «Debemos hacer teología estudiando y viendo la historia, con el método histórico crítico para comprender lo que se pretendía cuando se tomaron las decisiones. No hay que tener miedo de la verdad. No tener miedo nos hace libres», añade.

Francisco asegura que este año tiene «una agenda de eventos muy difícil». Quería viajar a Sudán del Sur «pero no será posible». «Tenía en programa ir a los dos Congos, pero la cosa no va bien con Kabila». «Iré seguro a India, Bangladesh, Colombia, Fátima y estamos estudiando un viaje a Egipto».

Y a la pregunta sobre si se siente aplastado por la expectativas que suscita responde que «esas expectativas son exageradas». «Cuando me idealizan, me siento agredido», lamenta. «Soy un hombre que hace lo que puede, un hombre normal y corriente. Soy un pecador limitado y falible».

Dice que lo que más le molesta es «cuando la Iglesia no da testimonio de fidelidad al Evangelio». Y sobre las resistencias dentro del Vaticano, asegura no haber «perdido la paz». «Comprendo que a alguno no le guste mi modo de actuar. Hay muchos modos de pensar: es lícito, es humano y es una riqueza».

«¿Y qué le parecieron los carteles que había en Roma contra usted?». «El dialecto “romanaccio” que utilizaban era precioso, era culto», responde. «¿Lo han redactado en el Vaticano?”, pregunta el periodista. “No, era un estilo culto...”, añade el Papa sonriendo.

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