El obispo de Mallorca, Javier Salinas, recibe a los Reyes Felipe y Letizia, sus hijas, la princesa Leonor y la infanta Sofía, y la reina Sofía (2d), a su llegada a la catedral de Palma para asistir a la misa del Domingo de Resurrección, la pasada Semana Santa
El obispo de Mallorca, Javier Salinas, recibe a los Reyes Felipe y Letizia, sus hijas, la princesa Leonor y la infanta Sofía, y la reina Sofía (2d), a su llegada a la catedral de Palma para asistir a la misa del Domingo de Resurrección, la pasada Semana Santa - EFE

El obispo de Mallorca podría ser destinado a Roma en breve

La Congregación de Obispos de la Santa Sede habría hecho ya la propuesta tras la polémica en que se vio envuelto monseñor Salinas meses atrás

Palma de Mallorca Actualizado: Guardar
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El obispo de Mallorca, monseñor Javier Salinas (Valencia, 1948), podría ser destinado a Roma en las próximas semanas, según ha adelantado la edición digital del diario local «Última Hora». La decisión del relevo habría sido ya propuesta por la Congregación Romana de Obispos, organismo de la Santa Sede que se encarga del seguimiento de la actuación de los prelados en sus respectivas diócesis. En cualquier caso, sería el Papa Francisco quien debería decidir finalmente sobre dicha propuesta. Salinas está al frente del Obispado de Mallorca desde noviembre de 2012.

Cabe recordar que el pasado mes de diciembre trascendió que el marido de una excolaboradora de monseñor Salinas había presentado una denuncia ante la Nunciatura y la Santa Sede por una presunta «relación impropia» del prelado con su esposa.

El obispo fue llamado entonces a capítulo por el Vaticano para hablar sobre ese asunto.

El obispo y el matrimonio afectado mantenían una cordial relación desde hacía bastante tiempo, con anterioridad a la decisión personal del prelado de contratar a la mujer el verano del pasado año. El citado matrimonio, integrante de la nobleza mallorquina, incluso había invitado en alguna ocasión al obispo a su finca.

La mujer negó en diversas ocasiones de manera rotunda aquella supuesta infidelidad. Salinas, por su parte, se pronunció también en el mismo sentido, primero en una entrevista concedida a la Cadena Cope y luego en declaraciones a varios medios. La antigua secretaria adjunta de Relaciones Institucionales dimitió de su cargo después de que su esposo hubiera presentado la citada denuncia ante el Vaticano. Con posterioridad, el marido presentó además una demanda formal de separación.

La mencionada denuncia se apoyaba en un informe realizado por un detective privado. El dosier, de 80 páginas, contenía diversas fotografías y también vídeos en los que se veía a la exayudante de Salinas entrando en la casa del obispo, prácticamente a diario, fuera del horario laboral. Esas imágenes, tomadas a lo largo de varias semanas, fueron publicadas por «Diario de Mallorca». En las fotografías podía verse cómo el prelado abría personalmente la puerta del Palacio Episcopal para que su colaboradora pudiera acceder al recinto con su coche. La mujer salía siempre del recinto entre las 21.30 y las 22.00 horas.

El dosier elaborado por el citado detective también aportaba un listado de llamadas telefónicas efectuadas entre julio y octubre del pasado año por parte de la mujer, es decir desde dos meses antes de que se hicera efectivo su nombramiento como nueva secretaria adjunta de Relaciones Institucionales. En total, hay registradas 145 horas de conversación durante esos cuatro meses. Algunas de esas llamadas fueron efectuadas de madrugada, por ejemplo en torno a las dos, y en algún caso concreto sí parecen contener frases cariñosas por parte de la colaboradora del obispo. El trabajo del detective no ofrecía, sin embargo, una conclusión en ningún sentido.

La denuncia que pesa sobre su persona

Salinas se reunió el pasado 11 de diciembre, con carácter extraordinario, con el Consejo Presbiteral, el Colegio de Arciprestes y el Colegio de Consultores, para dar cuenta de todo lo relacionado con la denuncia hecha contra su persona. El obispo no había informado antes sobre este asunto a dichos órganos porque, según señaló, la Congregación de Obispos del Vaticano le había impuesto a primeros de diciembre silencio sobre el tema. A la conclusión de dichas reuniones, el obispo declaró a los medios que creía que contaba con el apoyo de todos los integrantes de los diferentes consejos y colegios diocesanos. «En este momento yo soy el obispo de Mallorca y continúo siendo el obispo de Mallorca», sintetizó entonces.

El prelado sólo reconoció ante los medios que en septiembre del pasado año él y su colaboradora se habían intercambiado sendos anillos, si bien habría sido un regalo hecho únicamente con una finalidad religiosa, después de que ambos hubieran puesto en marcha un grupo de oración. Dicho grupo estaba integrado únicamente por sus dos creadores y habría sido promovido por la hoy exayudante de Salinas. El obispo dijo que la única inscripción que llevaban dichas alianzas era «caminantes» y que había dejado de portar el anillo a mediados de octubre porque no le parecía «oportuno» seguir llevándolo.

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