José Francisco Serrano Oceja

Nuevos tiempos en la Iglesia

Roma, o el entorno más inmediato del Papa tiene una especial fijación con España

José Francisco Serrano Oceja

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Cualquier balance eclesial sobre el año que expira, y cualquier pronóstico sobre el que se avecina, debe tener en cuenta la relación que se ha establecido entre Madrid y Roma, que es también Barcelona-Roma, las dos pistas de aterrizaje del pontificado del Papa Francisco en España. Si en los tiempos postreros del cardenal Tarancón se decía que los obispos españoles tenían tortícolis de tanto mirar a Roma, en los medianeros del pontificado del Papa Francisco, Roma, o el entorno más inmediato del Papa por aclarar los términos, tiene una especial fijación con España. Por los pasillos del Vaticano, y también de Santa Marta, se considera que es necesario profundizar en un cambio. Una mutación debida, entre otras razones, a la maltrecha colegialidad y a la excesiva forma política de la imagen pública de la Iglesia. Diagnóstico que, no hay que descartar, también responde a interesadas informaciones. Al fin y al cabo, como se suele decir, lo que de Roma viene, a Roma fue.

Tomemos como ejemplo los nombramientos de los obispos auxiliares de Madrid, o el de Getafe, o los más o menos inmediatos de Ávila –excepto en el caso de recolocación– y Albacete. Perfiles de obispos, y por tanto de Iglesia, pastorales y sociales, poco o nada académicos e intelectuales , con una espiritualidad o carisma sin acentos específicos y con pretensión de incidencia en el encuentro persona a persona. El Papa Francisco lo llena todo. Estamos en época de repeticiones de sus palabras y de sus gestos. Unas más naturales que otras; unas más acertadas y espontáneas que otras. Hay quien se pregunta si este momento responde a la idea ya asumida de haber perdido la batalla cultural , que habían alentado pontificados anteriores, y a la consiguiente búsqueda de nuevas estrategias.

La Iglesia está en el tiempo y por eso tiene historia. Pero, a la vez, tiene pretensión de trascender el tiempo. Es una realidad compleja que no se puede abordar desde las simplificaciones a las que estamos acostumbrados. Los tópicos y los lugares comunes no ayudan. Las categorías clásicas ya no rigen. Están naciendo otras nuevas.

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