Cinco historias de solidaridad detrás de la casilla de interés social

«Poder tener un respiro es fundamental»

Casi siete millones de personas se beneficiaron de la solidaridad de los contribuyentes que marcaron la equis en la casilla de Actividades de Interés Social durante la campaña de la Renta de la pasada primavera. Entre ellos, Lola del Val, madre de Lorena, una joven de 18 años con discapacidad intelectual. Lola es una de los 1.866 beneficiarios del programa «Respiro» puesto en marcha por la ONG Plena Inclusión (antigua FEAPS).

Este proyecto fue uno de los 1.272 programas sociales que más de 470 ONG consiguieron poner en marcha gracias a la financiación obtenida a través de la «X solidaria». Esta iniciativa ha permitido a Lola dejar en casa a su hija al cuidado de un monitor para poder realizar alguna actividad de ocio con el resto de la familia, como ir al cine con su hijo más pequeño.

«Con un hijo con gran dependencia se hace muy difícil conciliar la vida laboral y personal en el día a día. Este proyecto para mi ha sido fundamental para poder tener un respiro y coger fuerzas», asegura Lola a este periódico.

«Me vi en la calle»

Juan Pablo llegó a Madrid pensando encontrar un futuro mejor que en su Caracas natal. Pronto «el poco dinero que había conseguido traerse de Venezuela se acabó» y este hombre 55 años se vio «en la calle». Gracias al Samur Social, Juan Pablo encontró la ONG Accem, que el año pasado logró atender a 225 personas con los fondos que recibió a través del IRPF.

Esta organización no gubernamental se dedica a atender a personas refugiadas o sin hogar a través de pisos de acogida, centros de día y programas de atención en la calle. «Me han ayudado muchísimo. Me han dado un techo, alimentación y un sitio para vivir», afirma a ABC Juan Pablo.

«Hay que hacer visible la violencia de género»

La violencia de género es un drama que muchas mujeres viven en silencio. Para Fátima es un error que a veces se paga incluso con la propia vida. Por eso esta mujer ecuatoriana de 52 años dedica su tiempo libre a formar a mujeres para prevenir esta lacra, que se cobra cada año más de medio centenar de vidas. «Hay mucha gente que hemos sufrido la violencia y lo primero que hemos buscado es que no se sepa porque de alguna manera nos creemos culpables de lo que nos pasa. Pero es necesario hacer visible este drama y quitar ese miedo», comenta Fátima a este periódico.

Madre de tres hijos y abuela de cuatro nietos Fátima participa en el programa «Salir adelante» de la ONG Cepaim, y del cual se beneficiaron el año pasado 250 personas. «Después de recibir formación, ahora me dedico a concienciar e informar a las mujeres sobre la violencia de género. La sensibilización es muy importante», señala.

«Estoy muy contento de haber encontrado trabajo»

Rafael lleva más de un año trabajando en el puesto de frutas de un supermercado. A sus 22 años, este joven de etnia gitana llevaba varios años en el paro porque no tenía estudios. Un orientador del proyecto «Aprender Trabajando» de la ONG Secretariado Gitano le ayudó a encontrar un empleo.

«Estoy muy contento de haber encontrado un trabajo. Fue como ver el cielo porque ahora puedo ayudar a mis padres que también están en el paro», comenta Rafael. Solo en el dispositivo que el Secretariado Gitano tiene en Villaverde (Madrid) más de 350 personas han participado de este proyecto, de los cuales 110 han conseguido un empleo.

«Las personas con sida sufren un estigma social»

Sara del Arco conoce de primera mano «el estigma social» que sufren muchas personas al contraer el VIH. Por eso desde hace un par de años, trabaja como educadora en el Proyecto de Pares de Cesida, la Coordinadora Estatal de VIH y Sida.

«Trabajamos dentro de los hospitales acompañando a las personas que tienen VIH. Les ayudamos a manejar la enfermedad y a ser independientes», comenta a ABC esta joven. Muchas de las personas que reciben esta ayuda no han contado a sus familiares que tienen el virus.

«El estigma social que sigue habiendo sobre la enfermedad es muy grande. Nadie se lo comenta a la familia en un país en el que se depide a la gente por tener VIH», señala Sara.