El Papa Francisco, en el Capitolio de Washington
El Papa Francisco, en el Capitolio de Washington - G3ONLINE

El Papa visita a doscientos «sintecho» justo después de su discurso en el Congreso

Les recordó que «Dios entró en este mundo como uno que no tiene casa»

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Justo al terminar su discurso ante el parlamento más poderoso del mundo, el Papa Francisco ha recorrido dos kilómetros y medio hasta la parroquia de San Patricio para reunirse con doscientas personas «sintecho». Ha sido su modo de llamar la atención sobre un problema en la capital de la primera potencia económica del planeta.

Francisco ha sorprendido vigorosamente a todos nada más comenzar a hablar: «La primera palabra que quiero decirles es ‘gracias’. Gracias por recibirme».

Enseguida les ha confesado que «aquí recuerdo a una persona que quiero y a quien recurro cuando estoy medio ‘apretado’. Ustedes me recuerdan a San José, sus rostros me hablan del suyo».

Y les ha emocionado al hacerles caer en la cuenta de que San José era un «homeless» en un momento delicadísimo, justo cuando su joven esposa, María, iba a dar a luz en Belén.

Su reflexión ha sido conmovedora: «Dios entró en este mundo como uno que no tiene casa. El hijo de Dios supo lo que es empezar la vida sin un techo».

En su estilo de no callarse ante la injusticia, el Papa ha invitado a preguntarse cómo es posible que haya gente sin techo en sociedades ricas, y ha concluido como respuesta que «no encontramos ningún tipo de justificación social, moral o del tipo que fuese para aceptar la falta de alojamiento. Son situaciones injustas, pero sabemos que Dios esta sufriéndolas con nosotros».

Consciente de que decenas de millones de norteamericanos estaban siguiendo cada una de sus palabras en directo por televisión, el Papa ha invitado a reflexionar sobre los puntos que constituirán el juicio final de cada persona: «tuve hambre y me disteis de comer… era forastero y me acogisteis…».

Igual que en España y en otros países ricos, la Iglesia católica de Estados Unidos distribuye alimentos, alojamiento y ayuda a millones de personas. Tan sólo en la diócesis de Washington, una ciudad muy rica, la organización Catholic Charities ayuda cada año a 120.000 personas.

Al final, el Papa les ha despedido con una bendición de la Biblia, tomada del Libro de los Números: «Que el Señor los bendiga y les proteja… que el Señor les mire con amor y les conceda la paz».

A media tarde, el Papa vuela a Nueva York, donde su primera actividad es un encuentro con sacerdotes, religiosos y seminaristas en la catedral de San Patrick. También en esa ciudad, Francisco hará visibles a los débiles y desfavorecidos, pues se reunirá con hijos de inmigrantes en una escuela de Harlem.

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