poster Vídeo

La crisis a la que sí sobrevivió Ana Mato

Su reacción al contagio de Teresa Romero con el virus del ébola puso a la ya exministra en la picota, con su posterior relevo al frente de la crisis pasó a un ruidoso e incómodo segundo plano

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Pese a que es la «Gürtel» y no el ébola lo que ha obligado finalmente a Ana Mato a torcer su brazo y dejar el Gobierno. Lo cierto es que la ministra había firmado la mitad de su sentencia dimisionaria tras su comparecencia de prensa al hilo del contagio de Teresa Romero y los acontecimientos posteriores.

En realidad el virus ya hizo mella en su carrera antes del fatídico contagio de la auxiliar de enfermería: durante la repatriación de Miguel Pajares, uno de los afectados por el virus, la ministra hubo de aguantar las críticas sobre su ausencia.

Cuando se produjo el contagio de la enfermera, Ana Mato ya llegaba tocada por un mensaje de tranquilidad trasladado meses antes a los consejeros autonómicos.

«El riesgo de contagio en España está totalmente descartado», dijo.

La ya célebre rueda de prensa: 21 minutos, siete personas, incluyendo a la ministra; quince preguntas y alguna respuesta menos (incluyendo la que se refería a la posibilidad de que la crisis acarrease responsabilidades políticas en forma de dimisión). De su comparecencia se desprendió miedo, improvisación, inseguridad, evasivas y falta absoluta de empatía. Todo lo contrario a lo que se esperaba de la representante del Gobierno encargada de informar, tranquilizar y dar sensación de estar al mando.

De poco sirvió que solicitara después comparecer ante el Congreso para mejorar sus explicaciones. La percepción no fue solo unánime en la opinión pública y en la publicada. Mato fue relegada técitamente de sus funciones, al designar el Gobierno a la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, curiosamente la misma persona que ahora le releva, al frente de la crisis.

Su dimisión se barajó, se solicitó y no se produjo entonces. Superada esa crisis, aunque con importantes jirones en la piel ministerial de Mato, la ministra había pasado a un visible segundo plano hasta que Ruz ha vuelto a fijar la atención en otro de los charcos que había tenido que sortear: la implicación de su exmarido en la trama Gürtel, que habría pagado varios viajes, celebraciones y hasta un vehículo de alta gama a la familia en tiempos en que ambos convivían.

La ministra señalada por su gestión del ébola se va para defenderse del otro gran virus de España. Aunque solo por convivencia, la corrupción dormía, según Ruz, bajo su mismo techo con sus beneficios para ella.

Ver los comentarios