Joaquín Rollado Arizaleta
Joaquín Rollado Arizaleta - ROCÍO RUZ

«Vimos a mi yerno morir día a día de fibrosis pulmonar idiopática y no había nada para quitarle ni el dolor»

Expertos advierten de que hay que reconocer los signos de esta enfermedad incurable

SEVILLA Actualizado: Guardar
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La Semana Internacional de la Fibrosis Pulmonar Idiopática (FPI) que se celebra entre los próximos días 28 y 5 de octubre arranca este año convirtiendo el diagnóstico de esta patología en arte.

Ante la situación actual marcada por el infradiagnóstico o la detección tardía de esta enfermedad pulmonar minoritaria, que afecta en nuestro país a entre 7.500 y 10.000 personas, las asociaciones de pacientes, las sociedades científicas y Boehringer Ingelheim impulsan la campaña «El Arte de Diagnosticar la FPI», con un despliegue de artistas en los principales hospitales españoles que la tratan.

Gracias a la colaboración de los docentes y estudiantes de las escuelas de arte IED Barcelona Escuela Superior de Diseño, IED Madrid y la Escuela Superior de Diseño CEADE Leonardo de Sevilla, al apoyo de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ), la Sociedad Española de Radiología Médica (Seram), la Sociedad Española de Anatomía Patológica (Seap), la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (Semg, y las asociaciones de pacientes Afefpi y Feder ayer en los hospitales de Bellvitge (Barcelona), La Princesa (Madrid) y Virgen del Rocío de Sevila se pintaron cuadros simbolizando los principales síntomas de esta enfermedad.

Porque reconocer los síntomas es una de las prioridades de los médicos, según dijo ayer a ABC el especialista en Neumología del Virgen del Rocío, José Antonio Rodríguez Portal, ya que se confunden con otros de enfermedades más prevalentes.

Por ejemplo, una tos persistente o cansancio puede atribuirse a asma o a una patología cardíaca cuando puede haber detrás una FPI.

Por eso este experto recomienda a los médicos de familia que si llega a un pacientes con más de 50 años con estos signos lo ausculte.

«El sonido — explica— es muy especial porque suena excatmanete igual que cuando despegamos un velcro. Si eso sucede debe mandarlo rápidamente al especialista».

La FPI es una enfermedad en la que el tejido pulmonar se vuelve más grueso y rígido. Su origen se desconoce pero no sus síntomas: falta de aire al realizar algún esfuerzo físico intenso, dedos en palillo de tambor, tos no productiva, persistente, irritativa y molesta; TAC que muestra pulmón con forma de panal de abeja y respiración que al ser auscultada suena como si se despegara un velcro.

Fármacos y un trasplante de pulmón en algunos casos son las soluciones que hay actualmente para detener, al menos, una enfermedad incurable que tiene por delante un futuro prometedor, según el doctor Rodríguez Portal experto en un hospital que atiende a 130 pacientes de FPI.

Pero no todos son iguales y no siempre la enfermedad aparece de la misma forma.

El yerno del tesorero de la Asociación de Familiares y Enfermos de Fibrosis Pulmonar Idiopática murió hace dos años y no había «ni una aspirina para aliviarle el dolor», dice Joaquín Rollado Arizaleta. Tenía 50 años, era presidente de una discográfica, deportista, no fumaba y hacía una dieta sana.

Tras el desconcierto absoluto, «llamando de puerta en puerta, por fin llegó el diagnóstico y luego días y días viendo cómo se moría como un perro sin una asprina que darle siquiera ni cuidado paliativo alguno y consciente de lo que pasaba».

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