Hasta el último latido de su corazón

Dicen que Dios le da las batallas más difíciles a sus mejores soldados y sin lugar a dudas mi padre fue un buen ejemplo de ello. Luchó contra su enfermedad durante 25 años, pero los 6 últimos demostró ser un gran guerrero que se aferraba a la vida. Nunca me imaginé el momento en el que tuviera que despedirme de él. Un miércoles 4 de mayo entré en la UCI del Virgen del Rocío con las mismas ganas de siempre para transmitirle toda mi fuerza y repetirle una y otra vez que se iba a poner bueno, pero la doctora me quitó las ilusiones de golpe. Decía que estaba muy malito, pero claro, ¡Qué me iban a decir a mí!, si ese hombre había superado una encefalopatía, dos trasplantes de hígado, cientos de ingresos hospitalarios y miles de días enfermo en casa.

Se pasó 14 días luchando por la vida, hasta que llegó la hora de despedirnos de él, así que me armé de valor y entré en la «habitación» en la que ya estaba dormidito esperando para entrar a las puertas del cielo. Fueron los minutos más largos de mi vida, pero no le solté la mano ni un segundo, por el contrario le hablaba tranquila y le hacía cosquillitas que era lo que más le gustaba del mundo.

Sin mirar cómo iban bajando los números de las máquinas, sentía su calor hasta que de un momento a otro miré a la médica y le dije: «ya». Es increíble cómo sentí que se había ido de este mundo. Noté que inmediatamente había dejado de transmitirme calor pero así fue, estuve con él hasta el último latido de su corazón.

Mi padre me ha enseñado muchas cosas en la vida. He aprendido a ser una persona organizada, generosa, resolutiva… pero sobretodo me ha dado lecciones de humildad, dedicación, entrega, amor y amistad. Él ha sido un gran luchador que ha afrontado la vida con una sonrisa, y por eso hoy se merece estas palabras.

Federico Arroyo Febrés, ha sido un gran amigo de sus amigos, y ahora me he dado cuenta de todo el amor que le tenían gracias a los comentarios tan bonitos que le siguen escribiendo una semana después de su fallecimiento. Es cierto que algo se les ha muerto en el alma cuando un amigo se va, que siempre estaba de buen humor ante los palos que le ha dado la vida y que se va dejando un vacío enorme. Se que se sienten afortunados de haberlo tenido con ellos y eso me enorgullece.

Él, un gran imitador de artistas, un compositor de canciones improvisadas, un genio a la hora de poner motes a la gente, un «Tito Rober» para algunas, un «cuicuicui» para otros, o un buhito para una persona en especial. Era sin duda el hombre más elegante y con más clase que he conocido nunca y ahora que no lo tengo reconozco que lo admiraba tanto...

Pero ante todas estas palabras no puedo dejar atrás a mi madre, Rocío Contreras García-Villalón, la mujer que ha hecho más feliz a mi padre en el mundo. Ella es sin lugar a dudas un ejemplo a seguir que ha estado de principio hasta el fin junto a él. Eran la pareja más bonita de este mundo y envidio la forma en la que ambos se miraban como si fuera la primera vez tras 33 años juntos. No hay nada más triste que te arrebaten a tu fiel compañero, el padre de tus hijos, tu mejor amigo..sin lugar a dudas el amor de tu vida. Han sabido llevar la enfermedad con optimismo y valentía, y por ello son dignos de admirar.

Mi hermano también se ha quedado sin su sevillista preferido, lástima que no hayamos podido compartir los mismos sentimientos, pero en el fondo me alegra que tuvieran algo más íntimo entre ellos. Al final ha cumplido ese cántico que tanto le emocionaba: “sevillista seré hasta la muerte”.

En cuanto a mí, solo puedo decirle que durante estos 21 días que llevo ya sin hablar con él lo he necesitado más que nunca y todo me recuerda a él: una ventana que se tiene que arreglar en casa, una comidita rica, un coche sin chófer, un consejo, una maleta viajera de Angela sin su seguidor preferido.

Mi padre siempre me ha dicho que tengo una buena estrella y llegaría lejos, pero os juro que no me imagino sin que él mismo la pueda ver crecer. Sin embargo, aquí estoy escribiendo mi primer “artículo” para ABC, estrenándome por la puerta grande con un artículo sobre tí papá, y espero que allá donde estés puedas ver estas palabras de tu hija que te ama con locura.

Tú siempre serás mi eterno luchador.