La dieta y el ejercicio en el embarazo protegen la salud tanto de la madre como del bebé
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Las mujeres embarazadas también deben realizar ejercicio y cuidar su dieta

La alimentación saludable y la actividad física en el embarazo se asocian a una menor ganancia de peso y a un menor riesgo de diabetes gestacional y de parto por cesárea

MADRID Actualizado: Guardar
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Cada vez hay son más numerosas las evidencias que muestran que el exceso de peso durante el embarazo es perjudicial para la salud no solo de la madre, sino también del bebé. Un aspecto a tener muy en cuenta dado que la mitad de las mujeres en edad fértil de todo el mundo presentan sobrepeso u obesidad. Entonces, y de manera similar a como sucede con el resto de la población, ¿debe recomendarse que las mujeres embarazadas practiquen ejercicio y se pongan a dieta? Pues sí. De hecho, un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad Reina María de Londres (Reino Unido) muestra que las mujeres gestantes que siguen una alimentación saludable y practican ejercicio de intensidad moderada de forma regular tienen una menor probabilidad de ganar un peso excesivo durante el embarazo, de desarrollar diabetes gestacional o de tener que dar a luz mediante cesárea.

Como explica Shakila Thangaratinam, directora de esta investigación publicada en la revista « The BMJ», «nuestros hallazgos son importantes porque la idea generalizada es que las mujeres embarazadas no deberían practicar ejercicio porque podría dañar al bebé. Sin embargo, en nuestro trabajo hemos observado que los bebés no se ven afectados por la actividad física o por seguir una dieta y que, incluso, hay beneficios adicionales, caso de reducciones en la ganancia de peso de la madre y en el riesgo de diabetes en el embarazo o de la necesidad de parto por cesárea».

Madres y bebés más saludables

Para llevar a cabo su revisión o ‘metanálisis’, los autores analizaron los resultados de 36 ensayos clínicos llevados a cabo con un total de 12.546 mujeres embarazadas y en los que se compararon los efectos de distintos tipos de dieta –entre otros, la restricción del consumo de bebidas azucaradas, la toma de productos lácteos semidesnatados y el incremento del consumo de frutas y verduras– y de ejercicio físico –caso del aeróbic, de la bicicleta estática y del entrenamiento muscular de resistencia.

Los resultados mostraron que la combinación de ejercicio físico y dieta se asoció con una reducción promedio de 0,7 kg en la ganancia de peso de la madre durante el embarazo y con una probabilidad hasta un 10% menor de tener que alumbrar por cesárea.

Existe la idea generalizada es que las mujeres embarazadas no deberían practicar ejercicio porque podría dañar al bebé
Shakila Thangaratinam

Como indica Shakila Thangaratinam, «la tasa de cesáreas en Reino Unido se establece en torno a un 25%. Una intervención que conlleva riesgos tanto para la madre, caso de infecciones, como para el bebé, como son los problemas respiratorios. Y según nuestros resultados, por cada 40 madres que siguen una dieta saludable y practican ejercicio moderado se evita que una mujer deba recurrir a una cesárea».

Es más; la adopción de estos hábitos de vida saludables también se asocia con una disminución de hasta un 24% en el riesgo de desarrollar diabetes gestacional, enfermedad que afecta a más del 10% de las mujeres durante el embarazo y que se asocia con un mayor riesgo de complicaciones para la madre y para el bebé.

Pero, esta dieta y actividad física gestacional, ¿no conlleva un mayor riesgo de partos prematuros o de que el bebé presente un peso bajo o elevado o requiera ser ingresado en una Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales (UCIN)? Pues de acuerdo con los resultados. Tal es así que, como refieren los autores, «la ausencia de efectos adversos debería tranquilizar a las madres que han sido tradicionalmente advertidas de no realizar ejercicio estructurado o cuidar su dieta en el embarazo».

Recomendación universal

En definitiva, y con objeto de salvaguardar tanto la salud propia como la de su bebé, las mujeres gestantes deben cuidar su alimentación y mantenerse físicamente activas. Como apunta la directora de la investigación, «estas recomendaciones deberían ser ofrecidas de forma rutinaria por los médicos y las matronas a todas las embarazadas. Ahora que ya somos capaces de identificar los beneficios para las futuras madres que derivan de estas recomendaciones, esperamos que las madres sean más proclives a adoptar estos cambios en el estilo de vida».

Y llegados a este punto, ¿no es una recomendación que se ofrezca ya a día de hoy a las embarazadas? Pues en el caso específico de Reino Unido, sí. Pero solo a las gestantes con obesidad, a las que se facilita el acceso a un dietista y a clases prenatales en las que se les aconseja sobre hábitos de vida saludables para minimizar la ganancia de peso.

Como concluye Shakila Thangaratinam, «por lo general, este tipo de intervenciones suele beneficiar más a unos grupos específicos que a otros. Pero lo que hemos visto es que la dieta y el ejercicio físico tienen un efecto beneficioso en todos los grupos con independencia del índice de masa corporal (IMC), la edad o la etnia. Por tanto, estas intervenciones tienen el potencial para beneficiar a un enorme número de personas».

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