Bale y Benzema se abrazan en la goleada del Madrid
Bale y Benzema se abrazan en la goleada del Madrid - AFP
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Bale y Benzema hacen de Cristiano

El galés fue pitado al fallar un gol por no dejar rematar a James, pero se resarció con un pase letal al francés, autor de dos tantos

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Bale y Benzema debían tomar el timonel del Madrid sin Cristiano y lo hicieron como Sinatra, a su manera. El galés jugó por la izquierda, su flanco natural, pero buscó el remate por el centro. Se movió por todas las zonas con libertad. Y provocó pitos y palmas, como casi siempre, hasta que dio un pase mortal a Benzema. El francés confirmó su gran campaña al rubricar una segunda diana espectacular, en un tiro con efecto que entró por la escuadra.

Es, Gareth Bale, un jugador distinto. Cuando menos parece que está aparece con una internada veloz y decide un partido. Y sus segundos tiempos son desequilibrantes. Su rapidez destroza a los rivales, ya cansados.

Frente a la Real Sociedad quiso ser el goleador del Madrid y al final permitió que sus compañeros aprovecharan sus centros.

Se castigó a sí mismo por individualista cuando el marcador expresaba un 2-1. Resurgió el rumor de aquellos dos balones que falló y que Cristiano le protestó, uno en Mestalla y otro en el Bernabéu. Los silbidos llegaron en una gran incursión de Benzema, que dio el pase de la muerte para que James lo rematara a placer. Pero llegó el británico, quiso arrogarse el disparo y lo falló. El colombiano le dejó entrever con su gesto que él estaba mejor colocado. Hubo pitos. Y Bale reflexionó. Todo iba a cambiar desde entonces.

El galés había priva al Madrid de solventar los puntos con ese tercer gol que él mismo desaprovechó. Volvió al campo tras el intermedio y cortó por lo sano. Creó una pared, penetró por la izquierda con esa zancada imparable y envió un tiralíneas mortal que Benzema firmó con el 3-1. Había solucionado las críticas. Bale, con diez tantos, había regalado a Benzema su décima diana. Los dos están empatados..

Acto seguido, Bale dio un pase primoroso de tacón a Isco, que lanzó otro centro mortal que no fue gol de milagro. Cuando salió Jesé, el británico jugó en la derecha. Vale para todas las posiciones.

Hay una realidad. El galés no es tan individualista, pero el gran público se queda en la memoria con acciones como la de Valencia y el jugador se gana un apelativo injusto. Porque ha dado nueve pases de gol a Cristiano esta temporada. Es su trabajo, dar centros mortales a Karim y a Cristiano. Ronaldo le ha dado tres al británico. Es más difícil que el portugués conceda pases decisivos, porque el Balón de Oro es el rematador habitual.

A falta del Pichichi, ausente el Bota de Oro, Benzema ha tomado ese papel. Si Bale le dio un pase de platino para rubricar el 3-1, el francés sentenció la goleada con ese disparo colocado a una escuadra que levantó a los espectadores del Bernabéu.

Se levantaron también cuando Karim fue cambiado para dar minutos a Chicharito. Ancelotti abrazó al francés. Unos segundos más tarde, Bale veía como el portero de la Real Sociedad le despejaba un mano a mano. Es un incomprendido. Fue aplaudido, pero nunca se llevará las ovaciones, porque su fútbol es un Guadiana con golpes de calidad.

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