No hay familia perfecta
Veamos: Joel está en un manicomio, Sheila encadenada a un poste y Abby busca bilis serbia. Sí, todo en orden.
Veamos: Joel está en un manicomio, Sheila encadenada a un poste y Abby busca bilis serbia. Sí, todo en orden.
Joel y Sheila, deseosos de conseguir una nueva propiedad, buscan la manera de quitarse de en medio a la competencia... sin recurrir al asesinato.
Después de que un viejo enemigo les pida un favor, Joel y Sheila acaban hasta el cuello entre nazis, papeletas para una rifa y deslumbrantes piezas de madera.
Eric tiene problemas de faldas, Abby no puede contener su rabia, hay una cabeza parlante en el sótano y ahora la vecina quiere lasaña.
Una mala reseña de Internet reaparece para atormentar a Joel. Mientras, la nueva amistad de Sheila resulta ser problemática, y Abby se adhiere a su nuevo comportamiento.
¿Un coronel es la conexión de las almejas? Joel está decidido a averiguarlo. Además, Abby tiene una cita, y Sheila no está de acuerdo con su jefe.
No es el agente 007. El plan de Eric de hacerse pasar por distribuidor de marisco sufre un percance. Mientras, Joel y Sheila creen que Abby se está descontrolando.
Sheila y Joel atan cabos respecto a los eventos de la noche anterior mientras lidian con un contratiempo profesional. Abby tiene un nuevo aspecto gracias a Lisa.
Joel y Sheila descubren que el apocalipsis de almejas podría ocurrir antes de lo que ellos esperaban. Anne acepta la crítica constructiva como una auténtica profesional.
A medida que sus opciones menguan y su paranoia aumenta, Joel y Sheila sopesan tomar cartas en el asunto. A Eric y Abby se les ocurre un buen plan de fracking.