La vida empieza a medianoche

Silvia llega a Madrid para trabajar como secretaria de una escritora; se hospeda en casa de una amiga y la compañera de ésta, que es actriz. Mientras está sola en el piso llega el músico Ricardo Aliaga y su abuelo. Ricardo piensa que Silvia es la anteriormente citada actriz, con la que había planeado fingir que eran un matrimonio con el fin de contentar a su abuelo. Solidarizándose con los motivos piadosos que mueven al músico, Silvia acepta seguir con la farsa, cosa que le causará muchos malentendidos.

Durante los años 40 Juan de Orduña dirigió para la productora CIFESA siete películas que seguían el modelo del cine fascista italiano. Se trataba de unas comedias de enredo denominadas de ‘teléfonos blancos’, por los aparatos de este color que aparecían (aunque en realidad, todos eran negros). Entre ellas encontramos “Deliciosamente tontos”, “Mi enemigo el doctor” y la misma “La vida empieza a medianoche”, basada en una novela de Luisa Mª Linares. Esta última supuso el debut de la actriz María Isbert, hija de José Isbert, que también aparece en la película interpretando al abuelo.