Borrachera de poder

Jeanne Charmant-Killman es la jueza encargada de instruir un caso muy complejo de corrupción dentro de un importante grupo industrial. A medida que avanza la investigación, Jeanne se da cuenta de que el caso salpica el mundo de la política y de que, al mismo tiempo, su poder va en aumento ya que conoce muchos secretos.

A mediados de la década de 1990, la opinión pública francesa se vio conmocionada por el caso Elf. Varios ejecutivos y políticos fueron declarados culpables de malversación de fondos de dicha compañía petrolera. El prolífico y cáustico Claude Chabrol retrató el caso en esta película, que pertenece a su etapa Patrick Godeau y que supone su séptima colaboración con la prestigiosa Isabelle Huppert ("Gracias por el chocolate"). Pero no fue la única cara amiga con la que contó en "Borrachera de poder": también participaron su mujer, Aurore (como supervisora del guión), y sus hijos, Mathieu (que se encargó de la música) y Thomas (que intervino como actor).

A pesar de todo, la película no funcionó bien en taquilla y la crítica tampoco se mostró entusiasta con el trabajo del director de la "Nouvelle Vague", nominándole 'tan sólo' al Oso de Oro en el Festival de Berlín.