Las locuras del Quijote en el cine, una batalla que dura más de cien años

Este viernes se estrena «El hombre que mató a Don Quijote», de Terry Gilliam. Repasamos las quijotadas de los grandes cineastas en pantalla

Fernando Rey y Alfredo Landa en la serie de TVE de 1991 dirigida por Gutiérrez Aragón
Fernando Muñoz

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Decía Terry Gilliam a ABC en su reciente visita a Madrid que «Don Quijote de la Mancha» era tan actual hoy como lo fue cuando Miguel de Cervantes logró que se publicara en 1615. De hecho, la historia del ingenioso hidalgo es tan universal que en todas las épocas sirvió de prisma con el que mirar el mundo. Y el cine, que desde sus orígenes se ha enfrentado a poderosos gigantes, encontró en las aventuras de Quijote y Sancho un referente que llevar a la pantalla.

Ya en 1898 la productora Gaumont, la que hizo comercial el invento de los Lumière, filmó un corto en blanco y negro titulado «Don Quijote». El caballero, por supuesto, era mudo y los gigantes se movían de forma acelerada. Aquellas imágenes se perdieron y la primera filmación pertenece a «Les Aventures de Don Quichotte de la Manche», que en 1903 dirigió Ferdinand Zecca.

Hubo que esperar cinco años más para que el manchego regresara a su tierra natal. Fue en 1908, cuando el director Narciso Cuyás filmó «El curioso impertinente» y «Don Quijote» (con Arturo Buixens como caballero). A partir de ahí, numerosos cineastas españoles se propusieron el reto de llevar a pantalla la historia de su compatriota.

También, a lo largo del último siglo, los grandes directores del mundo se empeñaron en filmar los molinos de La Mancha como gigantes. Desde Georges Méliès a Orson Welles y ahora Terry Gilliam firmaron trabajos que seguían el texto de Cervantes o que adaptaban la historia libremente.

Durante la primera mitad del siglo, la imagen del Quijote en cine era de un hidalgo bobalicón y absurdo, tan alejado de la épica de las novelas de caballería como de su Dulcinea. El viejo Quijote tuvo que esperar hasta 1955, cuando Orson Welles decidió adentrarse en la profundidad infinita de Cervantes. Su Quijote, que iba a llegar a las dos horas de duración, estaba protagonizado por Francisco Reiguera y Akim Tamiroff y lo convertía en un mito moderno que viajaba por la España de la época apuntando su lanza a coches y edificios altos. La muerte dejó el proyecto sin acabar, y tuvo que ser Jess Franco, amigo de Welles, el que retomara la cinta que finalmente se estrenó en la Expo de Sevilla de 1992 con el título «Don Quijote de Orson Welles». Años antes del inicio del rodaje de Welles, Sidney Lumet («Doce hombres sin piedad», «Tarde de perros») recibió el encargo de la CBS de hacer para televisión una versión del clásico. El director, todavía un joven que no había dado el salto al cine, realizó una película plana que seguía el esquema del libro y sin mayor interés.

Incluso el gran hidalgo manchego viajó a la URSS a través del director Grigori Kozintsev. Fue en 1957, con los soviéticos mirando frente a frente a Estados Unidos y con su idea de hacer creer al mundo que su sociedad era el ejemplo a seguir. sí, imaginan un Sancho y Quijote preocupados por la lucha de clases y sirviendo de ejemplo a los trabajadores para rebelarse contra los poderes opresores. Eso sí, el filme se estrenó cinco años después de la muerte de Stalin, no fuera a ser que los aires libertarios de ese Quijote le fueran a llevar a cabalgar por el hielo siberiano.

Fue en nuestro país donde más kilómetros de celuloide recorrió el ingenioso caballero. Desde aquel primer filme de 1908 se han rodado al menos 35 películas o series sobre la obra capital de Cervantes. La más destacada fue la de 1991 para RTVE protagonizada por Fernando Rey y Alfredo Landa y digirida por Manuel Gutiérrez Aragón con guion de Camilo José Cela. El propio Gutiérrez Aragón volvió a llevar el Quijote al cine en 2002 con Juan Luís Galiardo y Carlos Iglesias.

Escena de «Honor de cavalleria», de Albert Serra

En los últimos años, el siempre destacable Albert Serra también quiso adentrarse en la locura quijotesca. Lo hizo con « Honor de cavalleria », una boutade sin apenas presupuesto que es tan indescriptible como, al menos, interesante.

Y como una de las quejas más habituales sobre lo poco que se lee la novela de Cervantes en nuestro país es que se obliga a los niños a hacerlo en los colegios, varias productoras quisieron acercar su figura a los más pequeños a través del cine de animación. Ahí está «Donkey Xote», «Las aventuras de Don Quijote» o la serie infantil «Don Quijote de La Mancha».

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