LA TRIBU

La impotencia

Burlarse de la cara deuna chiquilla. Vaya mal gusto, pisha

La chirigota «Una corrida en tu cara» ABC
Antonio García Barbeito

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Por muy taurina intención que tuviera el autor —que no creo—, ya es tener más mal gusto que acierto el ponerle a una chirigota «Una corrida en tu cara». En Cádiz, donde nadie va a discutir que la gracia viene de fábrica, cuando alguien viene con «avería», es para echarse a temblar. Lo dicen los paisanos de todos los sitios donde abunda la gente con gracia, que si sale un esaborío, es el más esaborío del mundo, porque, naturalmente, se nota mucho más. La oveja negra entre las blancas. Pues así me suena esa chirigota que ha arremetido contra una adolescente —¡una adolescente, ojo!—, sólo porque a ellos no les parece una chica guapa y, claro, sólo por eso, hay que perseguirla hasta arrinconarla en el complejo más absoluto, hasta que la chiquilla se muera de asco, ¿verdad? Pues no paso por ahí. Eso ni es carnaval ni se le parece; eso es mal gusto. Eso es impotencia para hacer algo con gracia y con talento. Pero ya sabemos que de donde no hay, no se puede sacar.

Qué fácil es, cuando no hay paladar, caer en la zafiedad, en las burdas expresiones, incapaces del retrato fino, sutil, elegante y lleno de gracia. Qué fácil es coger por punta a esa chica adolescente, hija de Jesulín de Ubrique y de Belén Esteban y ensañarse con ella como en los peores momentos del peor gusto, como en los viejos tiempos cuando a las mujeres las trataban como les venía en gana a los tíos. Por ahí voy, por ese camino. Ahora que tanto hablamos de la igualdad de género; ahora que, con razón, queremos levantarnos contra los malos tratos, las vejaciones, la violencia de género, en fin, ¿cómo admitimos como gracia carnavalera el arremeter contra una chiquilla sólo porque a los de una chirigota —que a lo mejor algunos, no sé, harían bien con mirarse a un espejo— la chica les parece fea, y le señalan esta o aquella parte de su cara para mofarse sin piedad de una chiquilla que tiene la delicada edad —y aunque no la tuviera— de la adolescencia? ¿No se levantan aquí las asociaciones femeninas, sobre todo de Cádiz? ¿Es que admitir esos insultos no es abrirle paso a quienes tengan intenciones de maltratadores? «Una corrida en tu cara» para burlarse de la cara de una chiquilla. Vaya mal gusto, pisha. No hay derecho, por muchos derechos que los carnavales quieran tener, a que cuatro esaboríos llenos de impotencia para escribir buenas creaciones, tengan las puertas abiertas para seguir diciendo de esa chiquilla, o de otra, lo que les venga en gana. Dicen que en Cádiz, en cuanto a arte y gracia, hay que mamar. Nunca lo he dudado. Pero también es verdad que cuando sale un mamón sin compás, es temible.

antoniogbarbeito@gmail.com

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