Ramón Sánchez Heredia

La Cuaresma en el siglo XXI

La Cuaresma se caracteriza por tres pilares para buscar nuestra transformación hacia un mejor seguimiento a Jesús de Nazaret

Ramón Sánchez Heredia

LLa Cuaresma en el siglo XXI no ha cambiado en su concepción, en su fundamento, desde hace ya muchos siglos, aproximadamente el siglo IV, pero esto no implica, como decía San Juan XXIII que no se este con «los signos de los tiempos» a la hora de plasmar su aplicación en la vida de cada ser humano. La Cuaresma se caracteriza por tres pilares para buscar nuestra transformación hacia un mejor seguimiento a Jesús de Nazaret, son: la oración, el ayuno y la limosna. Ahora tratemos de trasladar estos pilares a nuestra sociedad del siglo XXI, técnológica y globalizada, tan diferente en todo de esa sociedad rural en que nació.

La oración, significa romper la esclavitud de los horarios, de las rutinas, de los ruidos y abrazar espacios de silencio, de desconexión con nuestra vida precipitada y de inmtimismo, para reencontrarnos profundamente con nosotros mismos, para de esta forma establecer una comunicación espiritual libre y liberadora con Dios. El ayuno, es romper con las cadenas no sólo de la comida sino de todas las pequeñas dependencias que nos limitan, el listado es largo desde el tabaco, el alcohol, televisión basura,... son todas esas cosas que se van convirtiendo en imprescindibles en nuestro dia a dia y que son prescindibles, con lo cual el apartarlas es recuperar nuestra voluntad y la raiz de nuestra espiritulidad.

La limosna, es mucho más que dar algo al projimo. Es la consecuencia de los anteriores caracteres. Es solidarizarnos y sensibilizarnos ante la marginación y la injusticia, es compartir lo que tenemos, no lo que sobra económicamente, es compartir nuestro tiempo, es escuchar y atender a los demás. Es amar como Jesús nos amo, hasta el extremo y con gran humanidad. Este planteamiento de estos caracteres para nuestro siglo, es superar una concepción de la Cuatresma como normas, pues una oración necesita una verdadera comunicación con Dios, no se puede quedar en un simple mantra que se repite; el ayuno no se puede reducir en dejar de comer carne en una sociedad donde el problema es la obesidad o el sutituirlo por un pescado o marisco; y la limosna no es pagar un tributo de parte de lo que nos sobra.

Tomemos la Cuaresma en serio, partiendo de estos tres elementos hagamos el discernimiento cristiano de como adaptarlos en nuestra vida personal para que verdaderamente sirva para acercarnos a Dios.

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