Nandi Migueles - Opinión

Un Concurso sin credibilidad

Un Carnaval donde el despropósito aparece como todos los años en algunas de sus facetas

Nandi Migueles
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Otro Carnaval que se añade a nuestras espaldas y a nuestras almas. Un Carnaval de tristezas y alegrías, de vencedores y vencidos. Un Carnaval donde el despropósito aparece como todos los años en algunas de sus facetas. Un carnaval igual pero distinto a la vez. De amores y desamores, De encuentros y de enfrentamientos. Un carnaval de desengaños y lo peor de todo en el desgaste de credibilidad en su concurso de agrupaciones.

La credibilidad en nuestro certamen hace que vayamos perdiendo ganas e ilusión por el mismo. Para muchos hablar de una forma razonada y con sentido común del veredicto o del jurado, es un pataleo o una forma de llorar por la impotencia. Ni mucho menos, no voy a negar que el veredicto me pareció nefasto en casi todo, pero quiero desde aquí argumentar mi opinión y el porqué de mi afirmación.

El Concurso pierde la credibilidad cada año a pasos agigantados por lo mismo de siempre. Ya sabemos de antemano quién va a ganar en todas las modalidades más o menos, a no ser que alguien traiga el pelotazo del siglo y el jurado no tenga más remedio que darle el premio que se merece. Se sigue dando un valor añadido a muchas agrupaciones sin tenerlo y que todos sabemos que si estuvieran firmadas por otros autores más desconocidos, no hubieran llegado a donde lo hicieron. Pero todos los concursos ocurre lo mismo, el jurado pertinente sobrevalora a ciertas agrupaciones en todo, en cada letra, música, conjunto, puesta en escena o afinación, y obvia a otras con igual nivel en cualquiera de estos apartados por el simple hecho de tener menos nombre.

Este año hemos visto algún ejemplo. Agrupaciones sin repertorio suficiente como para alcanzar el destino logrado es algo que se está convirtiendo en habitual. Premios significativos que no han hecho ni siquiera sonreír en ninguna de sus ocho letras de cuplés o en premios importantes de este año donde con una sola letra interesante consigue estar en el podio de ganadores. Agrupaciones que sacan cada año lo mismo pero disfrazados de otra forma, sin ningún tipo de riesgo artístico y sin ninguna originalidad en su temática.

El jurado cada año se deja llevar o influenciar por los nombres y dejan en la palestra a gente con tanta o al menos igual categoría que ellos. Un ejemplo como el de la comparsa ‘Un fallo lo tiene cualquiera’ es el típico caso del que les hablo. Si esta comparsa la hubiese firmado uno de los seis grande nombres de la modalidad, os aseguro que hubiera sido primero o segundo premio. Hoy en día no se premia ni la originalidad, ni el buen gusto ni lo que es peor, las letras. Hoy en día prima cada vez más la provocación, a ver quien lo hace más fuerte y así impresionar al pobre jurado, que en la mayoría de las veces es neófito en cuestiones musicales, literarias y artísticas. Las letras están pasando a un segundo plano y eso es lo preocupante. Se pueden comprobar cómo letras de un cuplé, donde nadie se inmutó al oírlo, puntuaban igual o incluso más que otro donde se acertó con el chiste y el respetable así lo refrendó.

El Concurso es el fiel reflejo de la sociedad donde se premia más las recomendaciones que el riesgo o el arte de los noveles y en donde todo se convierte en la pescadilla que se muerde la cola.

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