José Hesle - OPINIÓN

Cargaitos de buenos modos

La gresca por la gresca no conduce más que a la parálisis y al desapego

José Hesle
Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Tengo la sensación de que el año que acaba de terminar ha transcurrido, desde el principio, de confrontación en confrontación y de trifulca en trifulca. De que respiramos un ambiente intransigente y cainita que nos incapacita para escuchar y, en consecuencia, para producir soluciones compartidas a los problemas comunes. De que una insufrible urticaria nos impide sentarnos en la misma mesa con quienes consideramos contrarios a los propios intereses y visiones. De que la guerrilla se ha implantado, como estilo habitual de relación y que las constantes escaramuzas nos están desarticulando y debilitando, cada vez más, como comunidad.

De que todo vale con tal de ganar batallas, sin reparar en que perdemos, lo más importante, la voluntad de entendimiento y, por ende, el futuro como ciudad.

De que cada vez son más altos e infranqueables los muros que protegen y, a la par, aíslan a cada una de las entidades sociales existentes. De que se pretende alentar el rechazo de cuanto tiene que ver con la construcción colectiva, los procesos participativos y el bien común, tal vez, porque ello podría incrementar el número de actores sociales y trastocar el actual formato participativo.

De que se busca disuadir o inhabilitar a quienes apuestan por una ciudadanía más proactiva, corresponsable, propositiva e ilusionada. Parece que hubiese un destacado empeño en promover la Cádiz-Herzegovina con la que se trató de visibilizar la situación de beligerancia en la que se encontrare el mismo grupo político que, hoy, tiene en su mano la posibilidad de reconducir, en positivo, o continuar manteniendo las cosas como están.

30 de diciembre, último pleno del año, se aprueba el Reglamento de Participación Ciudadana, elaborado por las AAVV, tras más de nueve años de bloqueo. Se abre ahora el periodo de un mes para que cuantos colectivos y ciudadanos de a pie no se sientan representados en el mismo, puedan plantear sus alegaciones. Es verdad que, al caso, el equipo de gobierno hubiese tenido que ser mucho más diligente para tratar de evitar la situación encontrada en que el texto se presenta a Pleno.

Pero, de igual manera, no hubiera sido lo más conveniente haber acordado el inicio de un proceso participativo que favoreciera el acercamiento entre las diferentes sensibilidades ciudadanasy un debate, plural y abierto, sobre el contenido del documento. El roce hace el cariño y favorecerlo ha de ser, a mi entender, cometido sin excepción de cuantos ocupan lugar en los bancos de San Juan de Dios. Promover una armónica convivencia ideológica.

Jamás el generar abismos y tensiones que solo provocan desconfianzas y recelos. Al fin y al cabo, entre el mes para la presentación de las alegaciones, los días para el estudio de las mismas y la convocatoria de un nuevo pleno vamos a tener lo comido por lo servido. Pero no será lo mismo. No obstante, el proceso por el que se ha optado es legítimo y está en marcha. Por eso habría que intentar acompañarlo en la conciencia de que es necesario retomar los espacios de confluencia que se hayan perdido y levantar cuantos puentes sean precisos.

Estamos aún en momentos de propósitos y la de hoy es noche de sueños. Deseo que los magos traigan los serones de sus camellos cargaitos de buenos modos, mucho más colaborativos, de actuar y vincularnos. De actitudes constructivas. De ilusiones y proyectos comunitarios que alumbren una ciudadanía más potente e inclusiva. La gresca por la gresca no conduce más que a la parálisis y al desapego.

Ver los comentarios