EDITORIAL ABC

Presidentes por la unidad de España

El diagnóstico de los expresidentes es el de la democracia real frente a cualquier agresión rupturista y empobrecedora

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Vocento consiguió ayer un hito de extraordinario valor político al reunir, con motivo de nuestro 15 aniversario, a los tres expresidentes del Gobierno de nuestra democracia, y extraer de su análisis una visión común y esclarecedora sobre la amenaza que supone para la unidad de España el chantaje separatista planteado desde Cataluña. Felipe González, José María Aznar y José Luis Rodríguez Zapatero demostraron altura política y lealtad a España al aceptar sentarse juntos a dar ejemplo de capacidad de diálogo y unidad frente al desafío secesionista. Dejaron claro que, para ellos, la salud de nuestra democracia exige hacer frente al desafío independentista con todas las armas de que disponga el Estado de Derecho, porque eso es precisamente lo que está en juego.

El diagnóstico escuchado ayer de los expresidentes es el de la democracia real frente a cualquier agresión rupturista, autoritaria y empobrecedora. No hay más margen ni más excusas de tibieza política para actuar con decisión contra quienes tratan de convertir a Cataluña en un régimen impuesto por la fuerza y sin expectativa alguna de futuro.

Tiene razón González cuando sostiene que los dirigentes de la Generalitat están incurriendo en una clara incitación a la sedición que debería tener consecuencias penales nítidas, o cuando apela a la aplicación del artículo 155 de la Constitución si no fuesen eficaces otras réplicas al soberanismo. Tiene razón Aznar cuando argumenta que antes de romperse España se romperá Cataluña, porque de hecho ya se ha roto con una grieta emocional brutal basada en odios absurdos. Y tiene razón Zapatero cuando apela a la solución política de los conflictos con cabeza fría, pero con «afirmación en las convicciones». Y en nuestra Constitución, la principal convicción se basa en la unidad de España sin matices. Todo ello, queda resumido en el diagnóstico ofrecido ayer también por el presidente, Mariano Rajoy, cuando sostuvo que ningún delirio autoritario podrá vencer al Estado democrático. La evidencia es la resolución dictada ayer por el TC declarando nula la partida presupuestaria aprobada en Cataluña para la celebración de un referéndum abiertamente ilegal.

Cualquier búsqueda de una «salida política», incluida una reforma constitucional a futuro también debatida por los expresidentes, es un escenario que conviene manejar. Pero nunca antes de dejar resuelta la amenaza que representa un Parlament en rebeldía, nunca antes de aplacar las prácticas sediciosas y nunca antes de que los Tribunales y unas elecciones legales depuren a los dirigentes irresponsables que arrastran a seis millones de catalanes a un abismo. Cataluña merece un proyecto constitucional sólido y de futuro, integrado en España por supuesto, y en las condiciones lógicas que exigen la historia, la globalización y el devenir de los tiempos. Empujar a Cataluña hacia una glaciación dictatorial no es una opción.

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