El motor en vilo ante la falta de materias primas por la guerra en Ucrania

Fabricantes de coches y componentes han detenido su producción en Rusia, entre ellos la española Gestamp

Patxi Fernández

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Aunque Rusia no destaca como potencia mundial en la exportación de vehículos, la guerra con Ucrania puede suponer un importante quebranto para la producción de automóviles a nivel mundial, y particularmente en Europa.

El país supone un mercado importante a nivel global, con una media de 293 coches por cada mil habitantes . En 2020 salieron de las fábricas rusas un total de 1,1 millones de coches, y antes de la pandemia llegó a superar los 1,6 millones de unidades fabricadas . A principios de 2021 se contaban un total de 45 millones de turismos matriculados en el país.

En los últimos años, y especialmente en Moscú, coches de alta gama se hacen notar entre el tráfico, pero lo cierto es que los modelos más populares son del segmento medio/bajo, y conviven especialmente en las zonas menos urbanas con algunos coches fabricados durante el régimen comunista.

En Ucrania se producían antes de la pandemia unas 200.000 unidades de vehículos anuales, mientras que la tercera posición de la zona la ocupa Bielorrusia, con tan solo unas 40.000 unidades al año.

En Rusia además hay plantas de fabricación de grupos tan importantes como Renault, Stellantis, Toyota o Volkswagen. Algunos de estos grupos empresariales ya están notando las primeras consecuencias.

Por ejemplo, Renault ha paralizado las operaciones de sus fábricas en Rusia, su segundo mayor mercado después del europeo: supone un 8,9% de su volumen total de ventas. La fábrica de ensamblaje de Renault en Moscú , donde se fabrican los Captur y Dacia Duster para el mercado ruso, ha parado su actividad. También ha cesado la producción de vehículos la planta de AvtoVaz en Togliatti, al sur del país, donde se fabrican los modelos Lada (marca integrada en el Grupo Renault).

El Grupo Volkswagen ha anunciado la paralización de sus fábricas alemanas de Zwickau y Dresde a principios de marzo, porque dependen de diversos componentes, como cables eléctricos, que se fabrican en Ucrania. Según la Asociación de Fabricantes Alemana, VDA , las empresas germanas de automoción cuentan con 49 centros productivos en Rusia y Ucrania.

Ford , por su parte, cuenta con una 'joint-venture' con Ford Sollers, que cuenta con tres fábricas en Rusia. La estadounidense afirmó que «gestionaría los efectos de la crisis en tiempo real».

Otra empresa relacionada es la siderúrgica Nippon Steel , que afirmó que buscaría una alternativa de aprovisionamiento, dado que el 14% de sus materias primas provienen de los dos países en combate.

El secretario del partido de Putin, Rusia Unida, Andrei Turchak , afirmó que «no descartaban nacionalizar las fábricas de las empresas que anuncien el cese de sus operaciones en Rusia».

La economía europea no tiene un elevado número de proveedores rusos y ucranianos en su primer nivel de relaciones, pero sí tienen cierto protagonismo en lo que respecta a las materias primas.

Así, Rusia es uno de los mayores exportadores del mundo de materias primas empleadas en la industria automotriz. Es el primer productor de metales como el paladio, un elemento escaso cuya producción Rusia domina con el 40% de la cuota de mercado. Se utiliza fundamentalmente para la fabricación de catalizadores y baterías.

También es un importante proveedor de níquel , utilizado como material anticorrosivo. Es el tercer exportador de acero y el segundo mayor productor mundial de aluminio. Su precio ya ha aumentado alrededor de un 15% en los primeros meses de 2022, y se espera que si la guerra se prolonga en el tiempo el precio se incremente todavía más, sobre todo si la Unión Europea impone nuevas sanciones y restricciones a las importaciones de materias primas.

Las medidas sancionadoras por la invasión de Ucrania podría traer consigo un déficit de materias primas, lo que agravaría la situación en las principales plantas de producción de vehículos de toda Europa, que ya están sufriendo paros en la producción debido a la crisis de los 'microchips' como consecuencia del Covid.

Empresas españolas

Los tres grandes fabricantes españoles de la industria auxiliar, Gestamp , CIE Automotive y Grupo Antolin , no han quedado al margen de las consecuencias del conflicto bélico con Ucrania, al detener la producción de gran parte de sus clientes. Entre ellas, suman siete localizaciones y más de 700 empleos directos .

De momento, la única de estas tres que ha detenido sus líneas es Gestamp, la mayor de ellas en términos de volumen, ya que cuenta con cuatro plantas que dan trabajo a 459 personas . En 2021, la empresa vasca de estampación generó casi 8.100 millones de euros en facturación, 105 de los cuales provinieron del mercado ruso (1,3% del total).

Antolin, por su parte, aún no ha paralizado sus dos fábricas en el país, situadas en San Petersburgo y Nizhny Nóvgorod . Entre ambas, dan trabajo a 149 personas y el mercado ruso representa menos del 1% de sus ventas mundiales, aunque declararon que creció a una tasa interanual del 9% en 2021.

CIE solo cuenta con una factoría, en el núcleo industrial de Togliatti —donde Stellantis, Avtovaz y Lada tienen presencia—. «De momento, no hay ninguna decisión tomada, pero dependemos de los fabricantes de automóviles», afirman desde la empresa vasca. Esta planta, que emplea a 65 personas , facturó nueve millones de euros, apenas un 0,3% de la cifra global.

Tanto Rusia como Ucrania son mercados pequeños respecto a la exportación de vehículos fabricados en España. Según las cifras de la Asociación Nacional de Fabricantes, Anfac , en 2021 salieron de nuestras fábricas con destino a Ucrania un total de 8.432 unidades . El número se reduce a tan solo 3.098 automóviles montados en España y exportados a Rusia.

Los principales fabricantes con centros de producción en España aseguran a ABC que prácticamente no han notado las consecuencias de la guerra . En todas las marcas siguen la situación a través de diversos comités, y en las próximas semanas no descartan que se puedan producir carencias en algunos de los suministros o materias primas, que se intentarían solucionar buscando proveedores alternativos.

La repercusión más inmediata es el incremento del precio de algunas de las materias primas, por lo que tendrá su repercusión por un lado en las cuentas de los fabricantes y por otro lado en el incremento final del producto . Así, el consumidor podría notar un encarecimiento de los coches de alrededor del 1%, según han confirmado a este diario fuentes del sector.

En cuanto al incremento de los costes energéticos, desde Stellantis han explicado a ABC que «el impacto por el momento no es perceptible, ya que se firman contratos a largo plazo con las empresas energéticas, lo que garantiza por ahora la estabilidad de los precios».

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