La huella de García Lorca en Madrid
De izq. a dcha. Dámaso Alonso, Luis Cernuda, Federico García Lorca y Vicente Aleixandre - abc

La huella de García Lorca en Madrid

Esta semana se cumplen 79 años de la muerte del poeta andaluz, que llegó a la capital en 1919 y vivió sus últimos años en la calle de Alcalá

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Esta semana se cumplen 79 años de la muerte del poeta andaluz, que llegó a la capital en 1919 y vivió sus últimos años en la calle de Alcalá

12345678
  1. Federico García Lorca, 18 de agosto de 1936

    De izq. a dcha. Dámaso Alonso, Luis Cernuda, Federico García Lorca y Vicente Aleixandre
    De izq. a dcha. Dámaso Alonso, Luis Cernuda, Federico García Lorca y Vicente Aleixandre - abc

    En 1919, Federico García Lorca (Fuente Vaqueros, 1898- Víznar, 1936) aterrizó en Madrid. Cuenta el estadounidense Christopher Maurer en la biografía «Una vida en breve», que su amigo José Mora Guarnido le escribió desde la capital: «Debías venir aquí; dile a tu padre en mi nombre que te haría, mandándote aquí, más favor que con haberte traído al mundo».

    En noviembre de ese mismo año, y gracias a la intermediación de Fernando de los Ríos, el granadino llegó a la Residencia de Estudiantes: uno de los templos de la cultura más grandes que ha conocido este país. El andaluz vivió allí hasta 1926, conoció a intelectuales patrios y extranjeros e hizo buenas y prolíficas amistades. Luis Buñuel, Dámaso Alonso, Vicente Aleixandre o Salvador Dalí, son solo algunas de las figuras que pasarían por la vida del dramaturgo. El poeta comenzaría un idilio con Madrid que marcaría profundamente su obra y también su vida.

  2. Su primera obra en el teatro Eslava

    Lorca posa con Pepín Bello, Jorge Guillén, Joaquín Romero y José Antonio Rubio Sacristán
    Lorca posa con Pepín Bello, Jorge Guillén, Joaquín Romero y José Antonio Rubio Sacristán - abc

    En marzo de 1920 la gran ciudad podría disfrutar del estreno de su primera obra de teatro, «El maleficio de la mariposa», representada en el teatro Eslava de Madrid (hoy discoteca Joy Eslava). Fue un fracaso absoluto. Pero el empeño del granadino no cesaría.

    Durante los años que estuvo en Madrid publicó su Libro de poemas, compuso sus Suites y elaboró piezas teatrales, según contó Maurer en su biografía. Fueron años intensos de gran actividad creativa, pero también de grandes amores, de pasiones, de agitación política e intelectual.

  3. Velintonia, 3

    De izq. a dcha. Vicente Aleixandre, Luis Cernuda y Federico García Lorca
    De izq. a dcha. Vicente Aleixandre, Luis Cernuda y Federico García Lorca - abc

    La casa de Vicente Aleixandre fue otro de los escenarios madrileños que frecuentó el poeta. En la calle de Velintonia, número 3 (no traten de buscarla ahora, al menos no con ese nombre pues hoy en día es la «calle de Vicente Aleixandre», algo que al escritor no le hizo mucha gracia), Federico García Lorca leyó los «Sonetos del Amor Oscuro» por primera vez.

    El libro «Versos para Federico: Lorca como tema poético», editado por Eduardo Castro, cuenta la reacción de Aleixandre ante esta lectura improvisada:

    «Me leía sus 'Sonetos de amor oscuro' prodigio de pasión, de entusiasmo, de felicidad, de tormento puro y ardiente monumento al amor, en que la primera materia es ya la carne, el corazón, el alma del poeta en trance de destrucción. Sorprendido yo mismo, no pude menos que quedarme mirándole y exclamar: "Federico, ¡qué corazón! ¡Cuánto ha tenido que amar, cuánto que sufrir!" Me miró y se sonrió como un niño»

  4. La Barraca

    Paraninfo de la Universidad Central en tiempos de Lorca
    Paraninfo de la Universidad Central en tiempos de Lorca - ramón alba

    La Barraca fue uno de los grandes proyectos de García Lorca, llevado a cabo junto a Eduardo Ugarte. Se trataba de un grupo de teatro universitario que nació en 1932 con la pretensión de llevar los clásicos españoles por los rincones más remotos de la península.

    Aunque fuese un proyecto itinerante, la presentación se llevó a cabo en Madrid. Concretamente en la Universidad Central (Complutense). En la capital ensayarían algunas de sus obras, harían presentaciones en la Residencia de Estudiantes y planearían itinerarios para La Barraca. Y se dice, también, que muchos de los actores que acompañarían a la compañía en su aventura salieron precisamente de las aulas de esta universidad.

  5. Café Lion D'Or

    Federico García Lorca en 1924
    Federico García Lorca en 1924 - abc

    En la calle de Alcalá, número 59 se encuentra el pub irlandés The James Joyce, pero tiempo atrás esta taberna fue uno de los lugares más enriquecedores a nivel cultural de la ciudad. Tanto en su parte de arriba como en su sótano, llamado La Ballena Alegre, se dieron cita grandes nombres de la historia de España muy dispares en algunas ocasiones. De hecho, se rumoreaba que muchos llevaban una pistola bajo la chaqueta, pero también que todos se saludaban «amablemente» al entrar y salir del local.

    Fue aquí donde José Bergamín creó la revista «Cruz y Raya», donde colaboraría García Lorca. Algunas biografías del poeta señalan que frecuentaba el lugar, donde uno podía encontrarse también con personas como Miguel Hernández o José Antonio Primo de Rivera. Las dos Españas condensadas en un solo bar.

    De hecho, se decía que Primo de Rivera y Lorca eran amigos y admiradores el uno del otro, y en ocasiones, paseaban por Madrid «de incógnito» en un coche con los cristales tintados.

  6. Última casa en Madrid

    Placa en la calle de Alcalá 96 en memoria del poeta
    Placa en la calle de Alcalá 96 en memoria del poeta - m roa

    Alcalá 96 fue la última casa de Federico García Lorca. En la séptima planta vivió, de 1933 a 1936, el poeta sus últimos años. El edificio señorial, verde e imponente conserva una placa que rememora el paso del granadino.

    En aquellos años previos a la guerra Federico pasaba por un buen momento. Su economía le permitía vivir en este singular rincón de la ciudad, entre las calles de Alcalá, Narváez y Felipe II. Ya quedaban atrás amores y desamores, obras de teatro, e incluso Nueva York. Es más que probable que el autor escribiese en ese rincón con vistas a toda la capital su obra «La casa de Bernarda Alba», estrenada en 1935. Y también de esa época surge «Llanto por Ignacio Sánchez Mejía», gran torero y amigo del poeta que murió de una cornada en la plaza de Manzanares. Aquí un extracto de «Alma ausente»:

    [...]

    No te conoce nadie. No. Pero yo te canto.

    Yo canto para luego tu perfil y tu gracia.

    La madurez insigne de tu conocimiento.

    Tu apetencia de muerte y el gusto de tu boca.

    La tristeza que tuvo tu valiente alegría.

    Tardará mucho tiempo en nacer, si es que nace,

    un andaluz tan claro, tan rico de aventura.

    Yo canto su elegancia con palabras que gimen

    y recuerdo una brisa triste por los olivos.

  7. Estación de Atocha

    El poeta granadino posa delante de la Cibeles
    El poeta granadino posa delante de la Cibeles - abc

    El 14 de julio de 1936 Federico García Lorca abandonó la ciudad que tantos versos le vio escribir. Ese día cogería su último tren desde la estación de Atocha, dirección Granada.

    La ciudad vivía un perpetuo clima de tensión. Apenas 24 horas antes había sido asesinado José Calvo Sotelo y la situación era cada vez más insostenible. Por todas partes se oían rumores, se decía que no andaban lejos de un golpe militar. En varias ocasiones los amigos del poeta le habían aconsejado que se alejase de Madrid, pero no sería hasta aquel 14 de julio cuando Federico tomase la decisión.

    El destino: la Huerta de San Vicente, en su Granada natal. Lo que ocurrió allí forma ya parte de la historia, si bien se han cuestionado muchos de los aspectos de su muerte.

    Planes de viajes, libros empezados, una obra «apenas comenzada», como él mismo decía, quedaron por el camino. El irlandés Ian Gibson, uno de los mayores especialistas en la vida de Lorca, contaba en su biografía que la fecha de su muerte no se ha podido certificar con exactitud, aunque se supone que «ocurrió en la madrugada del 18 de agosto de 1936».

    Oficialmente, Federico García Lorca murió por «ser espía de los rusos, estar en contacto con éstos por radio, haber sido secretario de Fernando de los Ríos y ser homosexual».

  8. El homenaje de la ciudad al poeta

    Escultura de Federico García Lorca en la plaza de Santa Ana
    Escultura de Federico García Lorca en la plaza de Santa Ana - flickr

    «Madrid, a Federico García Lorca», dice la inscripción. La escultura llegó frente al Teatro Español en los años 90. Está colocada junto al Barrio de las Letras, como último homenaje al poeta y a su relación con la ciudad de los gatos.

Ver los comentarios