El secreto del hombre más viejo de Madrid y su longevo peral

Nacido en La Hiruela, municipio de la Sierra Norte de Madrid, Ángel Serrano cumplió en mayo 106 primaveras y ayer lo celebró a lo grande, compartiendo agasajos con sus otros dos perseguidores de edad en la residencia Ballesol de Tres Cantos: Miguel Colina e Isabel Villalba, ambos de 103 años. Con tuna, boleros y tarta. Ataviado con su inseparable boina y sus dos cachabas hechas a mano, Ángel se conducía ayer feliz por la instalación que le acoge desde hace un par de años.

«Aunque no es muy parlanchín», su conversación centenaria desvela una vida pegada al campo: fue pastor trashumante de joven, conducía al ganado hasta Extremadura, conoció «el hambre y el frío»... Hasta que dio con María, su mujer.

Con ella tuvo cuatro hijos varones, el segundo de los cuales, Ángel, de 75 años, hablaba ayer con orgullo de su progenitor.

«Mi padre es el más viejo de la Comunidad de Madrid y también tiene el peral más longevo», exhibe el vástago, que encumbra por igual al padre y al árbol, toda una celebridad en el pueblo. Fue el abuelo de Ángel quien lo plantó, hace 200 años. Hoy es uno de los perales más grandes de España; «desde luego, el más viejo», dice el hijo. Hasta el cancionero popular de la zona le dedica unas estrofas al árbol.

El anciano, que «apenas toma medicinas», según dice la directora del centro, Sonia Fernández, se mantiene fuerte como el frutal. Y, aunque ya no pueda ir a recoger sus bienes, no perdona el paseíto diario por la residencia. «Mi padre ya no sale, pero va con sus garrotitas a pasear. Come bien y nunca le he visto beber ni fumar», revela el hijo, que no deja de sorprenderse de la naturaleza de su familia. Y del peral que aguarda en la Sierra. Una placa situada a la entrada de La Hiruela, a la izquierda, lo señala como árbol catalagado por la Comunidad de Madrid.