Bravo de Laguna (c.) entre Germán Suárez, Agustín Manrique y José Sánchez Tinoco
Bravo de Laguna (c.) entre Germán Suárez, Agustín Manrique y José Sánchez Tinoco - acfi

Bravo rechaza las «rebeliones», pero quiere «defensa» y «defensores» de Gran Canaria

El presidente insular relanza en un Club Náutico a reventar su lucha contra el «desequilibrio» del Gobierno de Canarias

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Con corbata a rayas azul y amarilla, haciendo juego con las ocho banderas que daban marco al escenario, el presidente del Cabildo de Gran Canaria, José Miguel Bravo de Laguna, reclamó ayer que cese el «desequilibrio» en el tratamiento que recibe la isla, a lo largo de un acto celebrado en el Real Club Naútico, que lució abarrotado de público. Bravo rechazó las «rebeliones», parafraseando a Paulino Rivero con respecto al Gobierno de España, aunque dijo que quiere «defensa» y por ello busca «defensores» de la isla.

Presentado por el presidente anfitrión, Oscar Bergasa —un «viejo amigo» que animó a escuchar su discurso «sólido, sereno y, sobre todo, valiente»— y por la reconocida locutora Flora Martín, Bravo planteó un recorrido por el historial de lo que entiende como agravios por parte del Gobierno de Canarias, empezando por la confusa promoción turística, en la que se permite el empleo de imágenes de Gran Canaria para «vender» Tenerife, hasta la localizacion en Google Earth, que para el archipiélago siempre pone el centro en la isla picuda y se basa en la información que le suministra Grafcan, empresa pública autonómica «con sede en Tenerife», insistió.

El acto promovió la participación del público y se extendió a lo largo de unas dos horas, con numerosas sugerencias, como la de un asistente que pidió que la televisión pública dejase de hacer toda su programación en Tenerife, a lo que Bravo respondió que se notaba eso hasta en las retransmisiones de fútbol, donde «siempre hay más entusiasmo en los partidos del Tenerife que en los de la UD Las Palmas».

«Se trata de equilibrar la región. Es la mejor manera de defender la autonomía de Canarias, sobre la igualdad de las islas y no la supremacía de una sobre otras que sean sus satélites», aseveró, para continuar: «Lo que quiero es empatar el partido, ni siquiera ganarlo».

Así, inició un relato apoyado con estadísticas e imágenes, donde aparecía la inversión en Puertos dependientes de la Comunidad Autónoma, con 9 millones de 240 en total en la última década; o la aportación a los consorcios de bomberos, utilizando diferentes criterios «a la medida de Tenerife». En este caso, citó que se usa población atendida para la isla, pero cuando llega la aportación por capitalidad en ese caso se da por igual a ambas, sin tener en cuenta los habitantes. Además, se beneficia en repoblación a los que más masa forestal tienen, «las que menos la necesitan», primando a Tenerife.

Y continuó con el asunto de los aceleradores lineales para tratamiento de cáncer: 3 en Gran Canaria por 7 en Tenerife, con 2.293 atendidos en Gran Canaria y 2.175 en Tenerife. Además, dijo que el Gobierno de Canarias ha propuesto para fondos de la UE inversiones por valor de 89 millones, de los que 88 van a Tenerife y 1 a La Palma.

Además, planteó el problema con el «picudín» de las palmeras de la isla, que «no hay manera de que la declaren como plaga porque solo es un problema de Gran Canaria». Así, la enumeración continuó por los fondos de las universidades —con el rector de la Ulpgc, José Regidor, presente—, con 25 millones más al año para La Laguna y los mismos alumnos; o la procedencia de los altos cargos de Canarias en el exterior (14 de Tenerife por 4 de Gran Canaria).

Los mayores aplausos los cosechó en el momento de detallar los fondos no cobrados por el fraude del padrón de Santa Cruz de Tenerife y con la Ley Turística y el bloqueo a hoteles nuevos de 4 estrellas; o la negativa a hacer Bien de Interés Cultural (BIC) el Oasis de Maspalomas y sí «un tanque de combustible de Cepsa» en Santa Cruz de Tenerife o al parque García Sanabria, del que destacó su belleza, aunque dijo no entender que se le reconociera su valor «histórico», bromeando con que quizá se deba a que Franco pasó por allí, «mientras se pasa por alto que Colón sí pasó por Gran Canaria».

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