Sociedad

«Desde la política no se entiende bien la cultura, le da un sentido menor»

El expolítico socialista repasa esta tarde en las 'Presencias Literarias' de la UCA su carrera como escritor y los retos de la reciente inaugurada Casa del Lector César Antonio Molina Escritor y exministro de Cultura

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Poeta, ensayista, memorialista y traductor, César Antonio Molina (Coruña, 1952) dirigió el Cervantes desde 2004 hasta 2007, año en el que José Luis Rodríguez Zapatero le eligió para que llevara la cartera de Cultura. Un hombre ilustrado en política, de la que, a tenor de lo que comenta, acabó hastiado. Desde hace semanas, el exministro dirige la Casa del Lector, una institución que trabaja para que el ciudadano se dé cuenta de que la lectura «le hace más libre y feliz». Ayer, el escritor estuvo en el Congreso de la Fundación Caballero Bonald y hoy protagoniza las 'Presencias Literarias' de la UCA.

-En 2002 comenzó a escribir sus «memorias de ficción». 'Donde la eternidad envejece' es, por ahora, el último volumen. ¿En qué género la encasillaríamos?

-De lo que menos hablo es de mi vida. Hablo de lo que he visto, leído y oído, de mis viajes y mis reflexiones. No tiene nada que ver con algo autobiográfico, simplemente me utilizo a mí, a mis sentidos, para narrar aquello que he visto. Mis maestros son las 'Confesiones' de San Agustín, los 'Ensayos' de Montaigne, las 'Memorias de ultratumba' de Chateaubriand, el 'Libro del desasosiego' de Pessoa y las 'Confesiones' de Rousseau.

-Siempre ha dicho que la escritura es el nexo de unión de todas sus facetas y cargos que ha ocupado pero, ¿recuerda el momento en que se le despertó esa pasión?

-Muy joven porque en mi casa había una gran biblioteca. Mi abuelo nos hacía leer como juego 'Los miserables' de Victor Hugo y fragmentos de El Quijote. Desde muy joven empecé a escribir y con catorce años ya escribía artículos en 'La Voz de Galicia'. No ha habido un solo momento de parón. Ha sido una continuidad, de la lectura pasar a la escritura y mantener esta combinación a lo largo de mi vida. Mezcladas, además, con mi pasión por el cine, el arte y la música, en este orden.

-¿Cuáles son los principales objetivos de la Casa del Lector?

-Crear lectores para este siglo XXI, donde se debe mantener el hábito de la lectura que nos costó tantos esfuerzos y sacrificios conseguir a lo largo de la historia y adaptarlos a los nuevos soportes tecnológicos. Se avecina un momento de cambio donde nuestra sociedad, nuestra cultura y civilización está cambiando y va a salir un mundo distinto en el cual la creación artística y literaria va a ser distinta. Muchos géneros van a desaparecer y aparecerán otros nuevos, por lo tanto tenemos que preparar a las nuevas generaciones para que no olviden de dónde vienen y lo mucho y grande que se ha hecho. Por otra parte, reconocer que las nuevas tecnologías es algo que no tiene vueltas, el desarrollo de la humanidad siempre ha ido a mejor. El lector debe asimilar que la lectura, sea en el soporte que sea, lo hace más libre y le da más posibilidades de ser feliz.

-¿Es de la vertiente apocalíptica que asegura que el periodismo está acabado?

-Yo creo que sí, no que se acaba, pero se está transformando, como ha pasado en otras ocasiones a lo largo de la historia desde Gutenberg y ahora nos obligan a cambiar con internet. Hay que hacer un nuevo periodismo, es inevitable, algo que yo desconozco, pero ya no puede ser igual que el de papel, aunque estoy seguro de que éste se mantendrá mucho tiempo. Tenemos que adaptarnos a él como siempre. A Sócrates le molestaba la generalización de la escritura y Platón la defendía.

-Pero al ser humano le asustan demasiado los cambios...

-De la misma manera que Europa nos cambiará, seremos cada vez más europeos y menos nacionales, tendrá que saber más idiomas, viajar más y buscarse una nueva vida. El problema es a las generaciones a las que nos toca el tránsito. Pero estoy convencido de que los cambios siempre han sido para mejor.

- «Los lectores siempre han sido los grandes olvidados de la literatura», ha dicho. Usted, ¿por qué o para qué escribe?

-Un escritor, de alguna manera, es un lector. Yo siempre me he considerado un gran lector, es algo muy exigente. No voy a decir que soy un buen escritor, aunque me lo considero, pero sobre todo me considero un gran lector. Además de haberme enseñado casi todo en la vida, la lectura me ha hecho viajar por todo el mundo, conocer a mucha gente y sobre todo, ser feliz. No conozco otra forma de serlo, aunque habrá otras muchas, yo encontré esta y no la cambio por nada.

-Como exministro, ¿cree que corren malos tiempos para la cultura?

-Es una época de crisis muy complicada, no hay dinero, nunca ha habido suficiente para la cultura y ahora menos. Somos gente de imaginación fundamentalmente y tenemos que seguir desarrollándola con arrojo y esperando a que el temporal amaine.

-¿Están reñidos ambos términos?

-No, no deben estar reñidos. Lo único es que desde la política no se entiende bien la cultura. La política está en lo inmediato y en sobrevivir al día y todo lo demás es de un sentido menor. Eso es fatal para un país como España cuya imagen en el mundo es su cultura. Pocos países tienen una cultura como la nuestra, una lengua común que hablan 500 millones personas en más de una veintena de países.

-¿Le tentarán otra vez con la política?

-No, ya no me interesa en absoluto. Ya hice lo que tenía que hacer y estoy satisfechísimo de lo que hice y cada día que pasa, más. Ahora estoy en otras historias que considero tan o más importantes que mi paso por el Ministerio. Cada época tiene su espacio y yo una vez más he encontrado el mío. Siempre estará del lado de la cultura.