La novela arranca con el envenenamiento de Laura Gamazo el día de su boda. :: C. MORET
Sociedad

«La memoria es una forma de imaginar el futuro, si no, para qué»

El escritor asturiano desgrana mañana en la Fundación Caballero Bonald las claves de su última novela, titulada 'Todo está perdonado' Rafael Reig Escritor

JEREZ. Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Con el Premio Tusquets de Novela bajo el brazo, el asturiano Rafael Reig desvelará mañana los entresijos de 'Todo está perdonado' en su primera visita a la ciudad. «Intentaré portarme bien para que me dejéis volver», asegura el escritor.

-¿Qué supone haber ganado el Premio Tusquets con 'Todo está perdonado'?

-Lo primero, es una garantía de que mi hija tendrá chándales y zapatos nuevos. Y también es una consolidación, ponerte en un lugar en el que te va a oír más gente, vas a poder sintonizar con más lectores y por tanto, es una responsabilidad. Es como sentarte a comer en la mesa de los mayores, a ver si metes la pata y no sabes limpiar bien el pescado. Estoy uno un poco nervioso pero con mucho entusiasmo. El jurado está compuesto por escritores que he admirado toda mi vida y respeto mucho, así que me hace una ilusión enorme.

-¿Cuál es la intención última de la novela?

-Aparte de hacerme millonario y de ligar con top models,...-ríe-. Yo empiezo a escribir sin saber lo que quiero decir ni cómo decirlo. Uno empieza porque tiene ganas de decir algo pero no sabe muy bien qué es y, sobre todo, qué forma le tiene que dar. Quería hacer una novela negra entretenida y una revisión histórica de nuestro pasado reciente -de los últimos cien años- y para mí una novela tiene que plantear siempre un enigma moral. Es una novela de personajes que se enfrentan a decisiones y actúan de una forma o de otra. Y esa forma le va construyendo un alma.

-En la novela está muy presente tanto el fútbol como la religión y, además, aparecen ligados. ¿Nadie se lo ha reprochado?

-No, a nadie se le ha ocurrido y no hay que dar ideas. Que el fútbol es una superstición religiosa que se utiliza para manipular las emociones de la gente es evidente, igual que la religión. Son dos tipos de religiones falsas, porque no hay ninguna verdadera y en España están muy unidas, sobre todo, en los últimos años. En las dos Eurocopas, la que ganó España en el 64 con el caudillo Franco y la que ganó con el caudillo Obama en 2008 y con Zapatero. A mí no me gusta el fútbol y me resultó vergonzosa la euforia nacional y la hemorragia de sentimientos patrióticos que tuve que vivir en 2008 y eso me hizo pensar en la relación tan distinta de la España de ahora con la de 1964 y cómo el fútbol era el hilo conductor perfecto para una novela histórica.

-¿El fútbol es un recurso novelesco poco explotado?

-Sí, pero porque creo que no vale mucho para la novela porque es pura épica. No he visto nunca partidos de fútbol pero sí me gusta leer las crónicas porque me parecen combates épicos como 'La Ilíada'. Pero sí que es una mina porque captura la atención de la gente de forma inmediata. La emoción con que la mayor parte de los compatriotas viven el fútbol da que pensar verdaderamente, tipos que se leen dos periódicos diarios para seguir los partidos pero son incapaces de leerse una línea.

-¿Qué ha sido más difícil en la escritura de 'Todo está perdonado'?

-Una novela es una cosa muy larga, abarca 70 años y tres generaciones de una familia. Es muy difícil saber cómo contar eso porque son muchas cosas y en la vida pasan todas a la vez pero en una novela hay que contarlas una detrás de otra. Hay que ver cómo ordenar la información para que el lector lo pueda seguir sin perder el interés. Mantener el tono también es difícil, uno trabaja cinco o seis años en una novela y no siempre se tiene el mismo tono emocional. Pero la novela sí debe tener unidad sinfónica y eso solo se consigue con disciplina. Yo soy muy vago, muy poco disciplinado y muy intermitente, así que me ha costado mucho.

-¿Los lectores cada vez exigimos más o, por el contrario, tenemos menos tiempo para enfrentarnos a novelas complejas?

-Creo que los lectores saben que esto es como cualquier otra cosa. Si una novela exige más esfuerzo, también te da más placer. Hay lectores cómplices que ponen de su parte y leen mucho mejor de lo que la novela está escrita. Y hay gente que lee algo que no le reclame casi mantener la atención y tienen un placer instantáneo, como jugar a las tragaperras. A mí las novelas que me gusta leer son aquellas en que mi esfuerzo será recompensado.

-¿Qué aprendió España del proceso de la Transición?

-A resignarse, por desgracia. Aprendió que las ilusiones que teníamos eran ilusiones, que era necesario un cambio social muy radical o conformarnos y resignarnos con una democracia como la que tenemos. Es lo que me duele, que hubo una cierta rendición.

-¿La recuperación de la memoria histórica llega porque nos hemos dado cuenta de lo que se hizo mal?

-Se hicieron bien muchas cosas y otras no. La memoria histórica es una reacción que hay que tener. Por supuesto que debe ser recuperada pero no sé si la forma adecuada es ésta, si es tardía y un poco de cara a la galería porque tampoco se recupera gran cosa. No estoy seguro. A mí hacer memoria me sirve para tomar impulso, para saber de dónde venimos, a dónde queremos llegar y a dónde consideramos posible llegar. Y eso es lo que echo un poco en falta, la memoria es una forma de imaginar el futuro, si no, para qué. Es un recuerdo individual y sentimental, hablo no de recordar sino de construir una memoria colectiva para lanzarnos juntos a un futuro diferente y elegido por nosotros.

-¿Qué es lo que no perdona Rafael Reig?

-Lo perdono todo porque tengo muy mala memoria. Es un coladero absoluto, no me acuerdo de nada. A veces discuto con mi novia o mi hija como todo el mundo y a las tres horas no me acuerdo por qué. Mi actitud es bastante sana porque creo que en el terreno personal todo es perdonable y hay que ponerse siempre en el lugar del otro. En el aspecto colectivo e histórico creo que no debemos perdonar ni olvidar nada.

-¿Libro electrónico o papel?

-Creo que papel. El electrónico está bien para una revista profesional o un libro de texto pero no para narrativa de ficción. El papel es una tecnología más avanzada que el libro electrónico y dura siempre. Todavía puedo leer el manuscrito del Mío Cid y ya no puedo leer cosas que he escrito en WordPerfect. Esta tecnología solo sirve para obligarnos a comprar chirimbolos cada dos años. No nos hace más felices ni más libres sino que nos obliga a consumir más y a ser más esclavos. A lo mejor exagero pero creo que cada español compra una media de cinco libros al año y para eso no merece la pena un chirimbolo de 200 euros. Soy partidario de la biblioteca pública, apenas tengo libros en casa.

-¿Se deja algo importante en el tintero?

-Nunca tengo nada importante que decir pero sí me gusta señalar que no estoy solo, que este premio también tiene que ver con un grupo de autores de la generación de los 60 que estábamos un poco arrinconados, tenemos muchos puntos de convergencia y que por fin nos están dando algo de visibilidad. Hablo de autores como Isaac Rosa, Antonio Orejudo, Javier Pérez Andújar... tenemos una visión distinta de la historia personal y colectiva, otra versión de la Transición.