Los jóvenes tenían que conseguir el mayor número de puntos posibles superando las pruebas localizadas en plazas y calles del centro. :: MIGUEL GÓMEZ
Ciudadanos

Estampas goyescas entre carreras

Las 24 pruebas, elaboradas por Ida y Vuelta, estuvieron ambientadas en la vida cotidiana de la ciudad de principios del XIX La Gran Gymkana del Doce anima a jugar a casi 600 gaditanos por las calles del centro de Cádiz

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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Ana del Corral canta con tanto fervor que las tornas parecen girarse. Cádiz ya no es David y los gabachos no son Goliat. Que Cádiz canta por alegrías para amedrentar al del otro lado de la Bahía y Ana lo quiere dejar claro. Calle arriba, de la plaza de San Martín a la de Fray Félix, el dominico Ángel Luis Martín da caña con dureza a infieles y herejes. La Santa está herida de muerte pero en su último estertor está más iracunda que nunca. Ana aparece por la plaza de la iglesia de Santa Cruz y Ángel no se lo puede callar: «¡Ahí viene una pecadora!». «Hay padre no se me enfade usted. Menos mal que con la Constitución se acaba la Inquisición. Pero cuidado con la Santa que está más 'emberrechinada' que nunca», advierte la moza goyesca a una familia a punto de ser castigada con la imposición del sambenito. Vale, la estampa relatada no ocurrió un 19 de marzo de 1812. Quizás pudo existir un Ángel y una Ana con esos roles pero no son los protagonistas de esta historia ocurrida ayer en pleno barrio del Pópulo.

Los citados pertenecen a la empresa de animación de Ida y Vuelta y ayer se encargaban de dar vida al Cádiz de Las Cortes para deleite y, a la vez, padecimiento de los participantes de la Gran Gymkana del Doce. Un total de 575 gaditanos (entre familias, mayores de 18 años y grupos de entre 12 y 18 años) organizados en 120 equipos decididos a patearse todo Cádiz enfundados en camisetas rojas. Todo sea por pasarlo bien, aprender y, porque no decirlo, llevarse suculentos premios en forma de Ipads, Neetbooks, cámaras digitales o lotes de XBox 360.

Y es que esta edición de la gymkana llegó con premios más suculentos que nunca que ha llevado a más grupos que años anteriores a participar de las pruebas celebradas ayer. Una de ellas fue María Teresa Allely junto con su hermana María José y tres pequeños (José, Carlos e Isahía). Hijos y nietos que han crecido con las ediciones de la Gran Gymkana. «Llevamos participando desde el primer año, el más pequeño de los niños comenzó con 4 años y ya tiene 8», puntualizaba a las 11 de la mañana de ayer la gaditana mientras aseguraba ir «a por todas», sin saber que horas después se alzaría con el segundo premio. Mientras, uno de los pequeños del grupo estaba a punto de recibir el castigo del inquisidor Ángel. Frente a una mesa cargada de libros, grilletes y legajos realizados en goma espuma, el joven ajusticiado resistía su castigo de cosquillas en la nariz, con un capirote de penitente. Una estampa a medio camino entre la actualidad y los Desastres de Goya que se repitió hasta en otros 24 puntos de la ciudad.

Esas eran las pruebas organizadas y creadas por Ida y Vuelta y coordinadas por la Delegación de Juventud del Ayuntamiento que dejó estampas goyescas en pleno siglo XXI. Improntas recreadas «con el fin de enseñar la historia de Cádiz de esos años» por animadores como Paula del Corral. Ella se encargaba de la prueba de la plaza del Mentidero en la que se recreaba el juego de El pelele, inmortalizado también por Goya en su obra homónima.

La hermana de Paula, Ana se encargaba de otra prueba dedicada al flamenco: adivinar el palo por el que cantaba la animadora. Una actividad de la que salieron airosos del grupo de Álvaro Valverde. Entre los cinco amigos de la facultad de Historia supieron acertar palos como tangos o alegrías. Ellos también se llevaron el segundo premio de su categoría y otro que les venía como anillo al dedo. La constatación empírica de que la Historia se estudia pero también se vive, se juega y, sobre todo, se divierte.