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Siete citas electorales acorralan a Merkel

Los pronósticos arrojan pesimismo sobre la CDU alemana y la canciller

BERLÍN. Actualizado: Guardar
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Berlín está cubierta por una capa de nieve de medio metro, las calles están casi vacías de automóviles y son pocos los que se atreven a salir a dar un paseo. Los grandes parques, como el Tiergarten, ofrecen un panorama idílico y una atmósfera de paz y tranquilidad parece reinar sobre la gran ciudad. Pero es una estampa que engaña y que anuncia nuevas tormentas. Aunque los políticos desaparecieron de la capital poco antes de las fiestas de Navidad, la histórica ciudad y el resto de Alemania se preparan para vivir un nuevo año repleto de emociones que puede acabar con la carrera política de Guido Westerwelle, el cuestionado jefe del Partido Liberal (FDP), y marcar el comienzo de un peligroso declive de la canciller Angela Merkel.

A lo largo de 2011, siete estados federados tienen una cita con las urnas para renovar sus parlamentos regionales y, algo totalmente inédito en la historia política germana, en todas se auguran derrotas para la Unión Cristianodemócrata (CDU), el partido que dirige Merkel desde hace una década. El 'súper año electoral', como ya ha sido bautizado 2011 por la prensa, amenaza con variar a fondo el panorama político, dar oxígeno al casi desahuciado SPD socialdemócrata y catapultar a los Verdes a una posición que les permita formar gobierno en Baden Württemberg, el estado más rico y donde la CDU gobierna desde que Alemania ingresó en la familia de países democráticos hace más de medio siglo.

El incierto futuro al que se enfrenta el partido que lidera la canciller la ha llevado a abandonar Berlín en completo silencio y refugiarse en la idílica localidad de Pontresina, en los Alpes suizos, para practicar su deporte favorito, el esquí de fondo y, al mismo tiempo, diseñar estrategias que le permitan sobrevivir a los malos augurios que le pronostican.

Frank-Walter Steinmeier, en cambio, el jefe del grupo parlamentario del SPD y convertido casi en héroe nacional gracias a su generoso gesto de donar un riñón a su esposa, se despidió de Berlín con una entrevista concedida al dominical 'Bild am Sonntag' en la que deslizaba una promesa que parecía imposible de cumplir hace tan sólo un par de meses. «En 2011 seremos la fuerza política más importante del país», remarcó el líder socialdemócrata, que parece haber olvidado la humillante derrota que sufrió en las últimas elecciones nacionales, cuando sólo un 23% de los alemanes le apoyaron en el peor resultado del SPD en toda la historia de la posguerra.

La primera prueba

«Hemos llevado a cabo una importante limpieza interna, dejado al desnudo los errores del Gobierno y vemos con optimismo el desenlace de las elecciones en Hamburgo que favorecerán a nuestro candidato, Olaf Scholz», apuntó Steinmeier. ¿Será cierto? El SPD mira el futuro con optimismo y sabe que su candidato se convertirá el 20 de febrero en el próximo jefe de Gobierno de la ciudad-estado, una realidad que le dará un nuevo impulso al viejo partido y que le puede ayudar a obtener otros resultados positivos en Renania Palatinado, Bremen, Mecklenburgo-Pomerania Occidental y Berlín.

La CDU, por contra, teme lo peor en la ciudad hanseática. El ahora ex jefe de gobierno, Olaf von Beust, se convirtió en el político más popular de la ciudad cuando se descubrió que era homosexual. Von Beust, de 55 años, formó una alianza con los Verdes, pero precipitó la caída cuando admitió que deseaba abandonar la política activa para dedicarse en cuerpo y alma a su vida privada, representada en un amor loco por un joven estudiante de Medicina de 20 años. Su renuncia provocó el fin de la entente rojiverde.

Merkel tiene un problema diferente en el 'länd' de Baden Württemberg, donde los sucesivos presidentes han ejercido un poder más allá de las fronteras del estado. El apoyo al ejecutivo se despeñó a causa del proyecto Stuttgart 21, que pretende construir una moderna estación de ferrocarriles subterránea. Los Verdes se oponen al proyecto y en su batalla han recibido el respaldo de muchos electores de la CDU.

Liderazgos amenazados

El 27 de marzo estará en juego el futuro del poder en el 'länd', pero también la carrera de Wersterwelle si todavía ocupa para esa fecha el cargo de presidente del FDP. Si la actual alianza democristiana-liberal es expulsada del poder, las bases buscarán de inmediato un chivo expiatorio, una dinámica que llevara al patíbulo al líder de los liberales. Y también la CDU comenzaría a preparar la sucesión de Merkel al frente del partido.

El desenlace electoral de Baden Württemberg si se cumplen los pronósticos causará una debacle en el seno de la coalición que gobierna en Berlín, que se alimenta de una efectiva ley de vasos comunicantes. «Si al FDP le va mal, a la CDU le va peor», reza un dicho popular.

«Pase lo que pase, el partido debe soltar amarras con el FDP», señaló un dirigente democristiano, que teme que la agonía de los liberales contagie a su partido y, de paso, dificulte la acción de la canciller al frente del Gobierno. «El FDP se ha convertido en una bola de hierro atada a la pierna de Merkel».

Los principales partidos también se enfrentarán en 2011 a un problema que afecta a todos por igual. A causa de la crisis del euro, la mayoría de la población alemana sueña nuevamente con el marco, que garantizó prosperidad y seguridad al país y cada vez son más los que no parecen dispuestos a financiar nuevos errores de algunos socios comunitarios, como sucedió con Grecia.