En el Prioral de El Puerto se han acometido mejoras de bienes muebles, como la Capilla del Sagrario. | M. A.
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Las joyas de la Iglesia

La Cartuja, San Miguel y Santiago en Jerez, la Prioral de El Puerto y la de San Pedro en Arcos son algunos de los tesoros de la diócesis en la provincia

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El abuelo está bien de salud, aunque tiene ya algunos achaques». Con este símil definía el delegado diocesano de Patrimonio, Enrique Soler, la situación general de los inmuebles propiedad de la Iglesia en Asidonia-Jerez. Templos, monasterios, conventos y ermitas desde el siglo XV hasta el XX, clasificados en estilos gótico-mudéjar, renacentista y barroco, componen un importante legado que, como el ser humano, también padece los rigores del tiempo.

La Cartuja de la Defensión, San Miguel, Santiago, Santo Domingo, San Marcos, San Lucas, San Mateo en Jerez; Nuestra Señora de la O en Salúcar y Rota; la Prioral de El Puerto; y Santa María y San Pedro, en Arcos, son algunas de las joyas de la corona. En muchas de ellas se ha tenido que intervenir en los últimos años, ya sea por problemas estructurales (como el sonado caso de Santiago) o por arreglos menores pero necesarios como en El Puerto o Sanlúcar. «El patrimonio de esta diócesis, que es pequeña, es muy rico en comparación con otras. Estamos al mismo nivel que Guadix o Granada», aseguró el responsable. Eso sí, en Jerez «no hemos sabido explotarlo como lo han hecho en Sevilla o Córdoba», apuntó.

El grado de conservación de los inmuebles es alto aunque sí hay que reseñar algunas pérdidas en el último siglo y medio. Es el caso, por ejemplo, de un convento de la actual plaza del Progreso que se derribó en el XIX, el hospital de la Candelaria, la antigua iglesia de San Benito (que ocupaba el espacio del actual Capuchinos), San Agustín, la anterior iglesia de San Juan de Letrán o el derribo –excepto de la fachada– de San Pedro en los años 70. «De lo que hay dentro de las murallas se ha perdido muy poco», aseguró Soler.

Santiago es ahora mismo la que centra todas las miradas debido a la controvertida paralización de sus obras de restauración desde hace ya casi dos años. El abandono de la empresa adjudicataria a falta de los últimos retoques de la primera fase ha provocado que el proceso tenga que empezar de nuevo y ya de lleno en un grave contexto de crisis económica. En medio de la vorágine administrativa, el templo gótico de un barrio señero de la ciudad sigue acumulando días cerrado al culto y ya roza los siete años.

Los cuatro evangelistas

También eminentemente gótico aunque con incorporaciones posteriores es San Mateo, que fue objeto hace tiempo de otra rehabilitación clave de la que todavía quedan fases. «Falta restaurar la capilla sacramental, que sigue cerrada porque hay peligro de derrumbe parcial», apuntó Enrique Soler.

En San Marcos, por fortuna, los desperfectos son menores y afectan sobre todo a la fachada. «Es una iglesia que hasta hoy no ha dado grandes problemas», explicó el responsable. Entre los aspectos a favor de este templo gótico está que a su alrededor no hay un paso excesivo de vehículos, como sí ocurre en Santiago, que provoque vibraciones importantes.

Otra iglesia del centro histórico, San Juan de los Caballeros, cuenta incluso con un plan director realizado por la hermandad de la Veracruz para su conservación. «Hay problemas que se han cogido a tiempo. Son importantes pero no preocupantes», explicó el responsable diocesano de Patrimonio. El tiempo juega en estos inmuebles un papel fundamental: «Si hubieran pasado unos meses más, la situación habría sido grave», aseguró. «En este tipo de edificios es muy importante el mantenimiento, que no haya acumulación de agua en las cubiertas, que tengan buenos desagües, gárgolas, drenajes...», contó Soler.

El templo dedicado al cuarto evangelista, San Lucas, padeció hace solo unos meses el desprendimiento de parte de la escayola del techo, por lo que se está realizando un estudio para comprobar si solo se debió a humedades o hay un daño estructural más grave. En este caso, «el retablo es el que está en muy malas condiciones y debe arreglarse con urgencia puesto que se puede desplomar de un momento a otro», indicó Soler.

El principal tesoro de la diócesis, junto a la Cartuja, San Miguel, también ha sido objeto en la última década de obras de reforma y en los últimos años se siguen acometiendo en la parroquia arreglos que se pueden compaginar con la actividad religiosa y las visitas turísticas. Además de su valor como inmueble, la iglesia conserva como su más preciada joya el retablo de Martínez Montañés y José de Arce.

«Mantener un monacato es una cuestión cultural, antropológica», aseguró Soler respecto a las últimas reformas acometidas en La Cartuja, tanto en dependencias internas como en parte del monasterio, ocupado actualmente por la orden de Belén. Entre otras actuaciones, se hizo una sala de interpretación del edificio. Levantada en el siglo XV, la Cartuja está considerada como el inmueble religioso de mayor valor artístico de la provincia.

Hay otros templos que atraviesan ahora una etapa de tranquilidad después de una reciente restauración. Es el caso de San Dionisio, dedicada al patrón de la ciudad y mandada construir por Alfonso X tras la Reconquista, que reabrió al culto en febrero de 2010 tras siete años de cierre. Su rehabilitación, dividida en varias fases, supuso una inversión de más de 900.0000 euros. No obstante, el templo ha tenido que ser restaurado dos veces en los últimos 50 años.

En iglesias de otras localidades que también forman parte de Asidonia-Jerez, como Setenil, también se están llevando a cabo obras de mejora. Nuestra Señora de la Encarnación se encuentra actualmente cerrada al culto por un arreglo general de sus cubiertas. También se han acometido otros trabajos en templos de Sanlúcar y El Puerto.

«Cada parroquia se ocupa de su mantenimiento y, cuando hace falta, se echa mano del fondo común interdiocesano», indicó Soler. Esos recursos económicos con los que cuentan las parroquias salen de «las aportaciones de los fieles, del IRPF... Son pocos ingresos pero están muy bien gestionados», indicó el responsable, consciente de que ciertas actuaciones han podido despertar recelos. Es el caso, por ejemplo, de la restauración del Palacio de Bertemati como sede del Obispado: «Era necesario. Las alternativas eran salvar un inmueble en ruinas del siglo XVIII o hacer un edificio nuevo sin valor histórico», contó.

El patrimonio de la Iglesia no se queda en solo en los inmuebles sino que se agranda aún más en piezas artísticas. La urna del Santo Entierro, la Custodia de San Miguel, diversas piezas de los altares de Santo Domingo y La Merced, cálices, casullas e hisopos completan el inventario, sin olvidar el valor de imágenes como el Prendimiento o el Mayor Dolor.

Futuro

Cuatro son las iglesias que se están levantando actualmente en la diócesis: una en Sanlúcar, dos en Jerez y otra más en Arcos. «El modelo de construcción ahora es funcional. No tiene sentido otra cosa que utilizar un lenguaje arquitectónico moderno», asegura Soler. Tan adaptados a su tiempo están los nuevos proyectos que uno de ellos, el futuro templo San Juan Grande (zona sur) se construirá con contenedores siguiendo un modelo sostenible.

Además de estas cuatro iglesias, hay proyectadas otras dos en otra área de expansión de la ciudad: avenida de Arcos y La Asunción.

Cinco templos abiertos al turismo a la espera de más incorporaciones

San Miguel, San Marcos, Santo Domingo, San Dionisio y la Catedral son los cinco templos de la ciudad que cuentan actualmente con un horario de visitas turísticas. «Tenemos la intención de abrir más iglesias al turismo, como San Juan de los Caballeros, San Mateo, La Merced y Santiago. Queremos que las iglesias sean visitadas porque la gente no puede amar lo que no conoce», asegura el delegado diocesano de Patrimonio, Enrique Soler. No obstante, explica que «mantener este tipo de edificios abiertos para los turistas es caro y no contamos con demasiadas ayudas de las instituciones».

La reciente apertura del Museo de la Catedral es una de las iniciativas de la Diócesis para incentivar el atractivo turístico de sus inmuebles. Desde hace poco más de un mes y después de que el templo haya sido sometido a una serie de mejoras «para recuperar su esplendor», el primer templo jerezano tiene expuestas algunas de sus joyas más preciadas, como el valioso cuadro de ‘La Virgen Niña’, de Zurbarán’, o la sillería del Cabildo. Se trata solo de una primera fase ya que la idea de la Iglesia es seguir restaurando piezas artísticas para engrosar esta muestra.

La Catedral es uno de los templos jerezanos en los que la diócesis ha centrado sus esfuerzos durante el último año, junto con la malograda Santiago. Para Soler, «al margen de la exposición permanente, la Catedral es un reclamo turístico por el marco en el que está, junto al Alcázar y la Alameda Vieja», asegura.