Jerez

El Aeropuerto proyecta una nueva torre de control de 45 metros y forma de catavino

El objetivo es convertirla en un edificio emblemático, no sólo para las instalaciones de La Parra sino para la ciudad El proyecto ha recibido el visto bueno por parte de AENA

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El Aeropuerto de Jerez tiene preparada una guinda de lo más llamativa para su ya de por sí ambicioso proyecto de ampliación. Consiste en incluir en el mismo una nueva torre de control que se convierta en el emblema de las instalaciones y, por qué no, en uno de los edificios también más característicos de toda la ciudad, de ésos que identifican por sí mismo a una urbe. Salvando las distancias, algo así como la Torre Eiffel para París o la Torre Inclinada para Pisa, por citar dos ejemplos. Se trata de una torre de control de ni más ni menos que 45 metros de altura -el doble de la actual- y con forma de catavino.

La idea fue concebida meses atrás y propuesta en el seno de una reunión que mantuvieron responsables del Aeropuerto de Jerez con AENA (Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea). Fue puesta sobre la mesa y Navegación Aérea, que es la que tiene la última palabra, dio el visto bueno, dando así paso a la siguiente fase para la materialización de la idea: encargar la redacción de un diseño que, en el caso de recibir luz verde, acabará siendo incluido en el proyecto global de ampliación de las instalaciones.

La altura se duplica

Tal como se ha apuntado anteriormente, la nueva torre de control tendría justo el doble de altura que la actual, que es de 22 metros. Fuentes del propio Aeropuerto de Jerez señalan que, en ocasiones, los controladores tienen dificultades de visión con las instalaciones que funcionan en estos momentos, «y unas más altas aumentarían considerablemente el campo de visión». «Además -añaden- ahora mismo hay torretas de iluminación que son más altas que la torre de control, con los lógicos inconvenientes que eso comporta». Una comparación con la torre de control del Aeropuerto de Sevilla, que tiene algo más de 30 metros de altura, es otra buena prueba de la envergadura de la actuación y de las dimensiones que tendría la de las instalaciones jerezanas.

La propuesta va acompañada también de un cambio de ubicación. Así, la nueva torre de control jerezana dejará su emplazamiento actual para pasar a ocupar uno pegado a las pistas. Se considera que de esta forma se ganará igualmente en operabilidad y funcionalidad. Y también quedaría mucho más integrado el edificio en el complejo aeroportuario. Al menos es lo que piensan los promotores de esta iniciativa.

En cualquier caso, el nuevo edificio con forma de catavino tardaría aún bastantes años en ser una realidad, ya que la construcción de una nueva torre de control está incluida en la última fase del proyecto global de ampliación del Aeropuerto de Jerez. Por lo tanto, habría que esperar hasta al menos el año 2012 para verla ya construida y operativa.

Posible inversión

Respecto a la inversión que será necesaria para su construcción, nada se sabe tampoco todavía, ya que el coste está condicionado al proyecto correspondiente, pendiente aún de redacción. Eso sí, una torre de control de esa altura, según comparaciones con otras similares, puede superar los siete millones de euros, cantidad a la que habría que sumar el coste añadido que supondría el diseño tan especial que se pretende en el caso que nos ocupa.

¿Para qué sirven?

Las torres de control son torres en cuya cima se sitúa una sala de control desde la que se dirige y controla el tráfico de un aeropuerto. La situación y la altura de dicho centro de control son esenciales para ver toda la zona que se debe controlar.

Se realiza el control del tráfico aéreo en la zona de un aeropuerto y sus inmediaciones, es decir, el control del rodaje, el despegue, la aproximación y el aterrizaje de los aviones.

En los principales aeropuertos, el control del tráfico aéreo empieza a partir del controlador de tierra en la torre, que dirige a los aviones de línea desde la rampa de carga, a lo largo de la pista de rodadura, hasta la pista de despegue. El controlador de tierra debe considerar otros aviones y toda una serie de vehículos de servicio, como los de equipajes o los de carga y mantenimiento, necesarios para el funcionamiento del aeropuerto.

Se trabaja día y noche, hasta en días de visibilidad reducida que precisan de un radar especial para ayudar al controlador de tierra. Durante el despegue, un controlador situado en la torre de las órdenes confirma el permiso del vuelo asignado e informa sobre la dirección y velocidad del viento, el estado del tiempo y otros datos necesarios para partir. Otro controlador transmite datos adicionales cuando el avión de línea pasa al Air Route Traffic Control (Control de tráfico de ruta aérea), cuyo personal queda en comunicación con el avión de línea desde un centro al siguiente, hasta que la torre de control de tráfico aéreo en destino asume el control.

Así, y a pesar del impresionante perfeccionamiento electrónico e informático, el tráfico aéreo sigue bajo el control de las personas. La responsabilidad directa de la vida del pasaje y tripulación dependen de estos controladores, y es por eso por lo que tienen sueldos tan altos que cada vez ocupan una posición de mayor fuerza cuando, por ejemplo, convocan huelgas.