Una pantalla muestraba ayer el empate técnico entre Hofer y Van der Bellen EFE

El «voto del miedo» no frena el ascenso de la extrema derecha en Europa

El empate técnico en Austria, entre el ultranacionalista Hofer y su rival, el ecologista Van der Bellen, demuestra el auge de los movimientos radicales alimentados por el sentimiento antiimigración y el euroescepticismo

MADRID Actualizado: Guardar
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Nadie se atrevía la semana pasada a hacer pronósticos sobre quién ganaría la segunda, y definitiva, vuelta de las elecciones presidenciales en Austria. La sorpresiva victoria en la primera vuelta de Norbert Hofer el 24 de abril, con un 35,4% de los votos, derivó después en una campaña posterior alrededor del segundo candidato, el ecologista Alexander van der Bellen, para aglutinar, gracias al voto del miedo, el apoyo de otras formaciones para evitar el ascenso al poder el Partido de la Libertad de Austria (FPÖ). Algo que de momento parece haber dado resultado solo para que este no se alce de manera clara con la victoria. Ayer, a falta del conocer el voto por correo, los resultados provisionales le daban una ligera ventaja (50,9) a Hofer frente a Van der Bellan.

Sin embargo, el voto por correo (900.000 papeletas), que será conocido hoy, puede inclinar la balanza hacia el candidato ecologista, provocando un empate técnico e inédito. Un resultado en elque muchos verán una alarmante victoria de la extrema derecha en el país alpino.

El apoyo declarado de los socialdemócratas, que por primera vez desde la II Guerra Mundial se quedan fuera del poder, no logró sumar los votos necesarios para evitar de manera clara la victoria de Hofer, que ha apuntalado su campaña en el rechazo a la inmigración y la actual gestión de la crisis de los refugiados, y en su euroescepticismo.

El ascenso de AfD en Alemania

Estos dos ingredientes son los que han alimentado el crecimiento de los grupos o partidos de extrema derecha en Europa. El último ejemplo es el ascenso notable de AfD (Alternativa por Alemania), formación xenófoba, liderada por Frauke Petry, que ha capitalizado el voto protesta contra el partido de Angela Merkel y su política de puertas abiertas a los refugiados.

En la últimas elecciones regionales, celebradas el pasado mes de marzo, el AfD es convirtió en la segunda fuerza más vota en el lander de Sajonia-Anhalt con el 24,4% de los votos; obtuvo un 15,1 en Baden-Württemberg, superando así a los socialdemócratas; y en tercera fuerza política, con el 12,5% de los votos, en Renania-Palatinado. Estos resultados plantean una gran incógnita sobre el futuro de la canciller alemana en la próxima elecciones presidenciales que tendrán lugar en 2017.

Francia es otro de los países que ha visto, con desconcierto y temor, como crecía la formación de extrema derecha por excelencia: el Frente Popular, liderado por Marine Le Pen desde 2011. A pesar de sus disputas, públicas y privadas, con su padre por la manera de llevar las riendas del partido, la hija ha congregado un numeroso voto de descontentos con las políticas de François Hollande, los brotes de violencia nacidos en los suburbios de las grandes ciudades, con altos índices de inmigración, y los repetidos ataques terroristas sufridos a lo largo del país y que culminaron en 2015 con los atentados a la revista «Charlie Hebdo» y los ataques del 15 noviembre, también en París, que dejaron 130 víctimas.

Estos atentados impulsaron al partido de Marine Le Pen en las últimas elecciones departamentales, en 2015, al menos en la primera vuelta. El FN ganó en 6 de los 13 departamentos. Esto provocó el pánico generalizado tanto en el partido socialista como en el de centro-derecha, rebautizado por Sarkozy como Los republicanos. Hollande, cuyo partido se había hundido en la primera ronda, pidió votar en la segunda a la formación de Sarkozy para frenar a la extrema derecha, algo que de momento lograron. Habrá que ver cómo evoluciona la situación de cara a las presidenciales en 2017.

Otros países en los que la extrema derecha ha hecho peligrosos avances son Hungria, Grecia e Italia.

En Hungría, en las elecciones parlamentarias de 2010, el Movimiento por una Hungría Mejor (Jobbik), fundado en 2003 y que algunos definen como fascista, neofascista, neonazi, extremista, racista, antisemita, anti-gitano y homófobo, experimentó un ascenso importante, obteniendo un 16% de los votos y convirtiéndose en la tercera fuerza política del país con 47 de los 386 asientos de la Asamblea Nacional. En las elecciones parlamentarias de 2014 volvió a subir con un 20,5% de los votos. Sin embargo, debido a una reforma del parlamento, el número de parlmanetarios bajó de 389 a 199, y por esta razón Jobbik obtuvo un menor número de escaños.

Por su parte, en Grecia, el origen del partido Amanecer Dorado es mucho más antiguo. Comenzó a gestarse en los años 80 del siglo pasado. De ideología neonazi y fascista, racista y xenófobo consideran a la inmigración responsable de la criminalidad y de la disolución de las virtudes de la nación griega.

En las elecciones al Parlamento Europeo de 2014 obtuvo un 9.4 % de los votos, convirtiéndose en el tercer partido de Grecia. En las elecciones parlamentarias de enero de 2015, quedó de nuevo como tercera fuerza con un 6,3% de los votos.

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