Donald Trump y Mike Pence visitaron una fábrica de Carrier, en Indianápolis, el pasado 1 de diciembre
Donald Trump y Mike Pence visitaron una fábrica de Carrier, en Indianápolis, el pasado 1 de diciembre - AFP

Los republicanos rechazan los castigos de Trump a las empresas

No aceptan la subida de tarifas a las compañías que se lleven sus fábricas al exterior

Corresponsal en Washington Actualizado: Guardar
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El empeño de Donald Trump de castigar a las compañías estadounidenses que trasladen sus plantas de fabricación fuera de Estados Unidos ha recibido el primer freno. Los republicanos en el Congreso no están dispuestos a aceptar una subida de tarifas del 35% para la importación de los productos de esas empresas, como propone el presidente electo.

Como si el populismo practicado por el candidato republicano empezara a toparse con la realidad política, el partido por el que se presentó Trump le ha enviado el primer aviso. Aunque comparten el objetivo de que las compañías mantengan sus negocios en suelo estadounidense, «no hay ninguna intención de iniciar una “guerra comercial”», avisó Kevin McCarthy, líder de la mayoría republicana en las cámaras legislativas.

«No habrá una salida de plantas de fabricación de Estados Unidos que no tenga consecuencias»
Donald Trump

El mensaje supone una fuerte resistencia a la política intervencionista que plantea el trumpismo, que en la práctica terminaría con el principio esencial republicano de fomentar la libre competencia.

El speaker (presidente-portavoz) del Congreso, la gran referencia del partido en el legislativo, que en el sistema de equilibrio de poderes estadounidense resulta esencial para materializar las propuestas del presidente y su Administración, le envió a Trump el mismo mensaje: «Vamos a lograr que nuestro objetivo se cumpla, que es el de que las empresas norteamericanas sigan fabricando en nuestro país y vendiendo en el exterior, pero lo vamos a hacer mediante revisiones del impuesto de sociedades, no practicando el castigo con tarifas comerciales».

En sus primeros pasos como presidente electo, Trump ha mantenido el discurso que le llevó a la victoria electoral frente a Hillary Clinton en los estados industriales: paternalista con los trabajadores y amenazante con las empresas. Durante la visita que realizó hace unos días a una de las dos factorías de Carrier, después de lograr que sus propietarios no las trasladasen a México, Trump renovó sus amenazas a todas las compañías con esta promesa: «No habrá una salida de plantas de fabricación de Estados Unidos que no tenga consecuencias». A cambio de quedarse, el grupo fabricante de aparatos de aire acondicionado recibirá siete millones de dólares en incentivos fiscales por parte del estado de Indiana.

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