Rosa María Payá, en su casa de La Habana
Rosa María Payá, en su casa de La Habana - Efe

El régimen castrista tacha de «anticubanos» a Rosa María Payá y Luis Almagro por apoyar la democracia

Justifica la denegación de visado al líder de la OEA y otros invitados extranjeros al Premio Oswaldo Payá en que era una «grave provocación contra el gobierno» para «generar inestabilidad interna y dañar la imagen internacional» de Cuba

Madrid Actualizado: Guardar
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Después de impedir la entrega este miércoles en La Habana del Premio Oswaldo Payá al secretario general de la OEA, Luis Almagro, el régimen castrista ha lanzando un ataque furibundo contra los opositores que organizaron el acto y quienes los apoyaron, así como la propia entidad internacional.

En una declaración publicada en Granma, órgano oficial del Partido Comunista, el Ministerio de Relaciones Exteriores asegura que el galardón impulsado por la hija del disidente fallecido en circunstancias poco claras en 2012, Rosa María Payá, está «inventado por un grupúsculo ilegal anticubano, que opera en contubernio con la ultraderechista Fundación para la Democracia Panamericana».

Las autoridades cubanas denegaron el visado de entrada al país tanto a Luis Almagro como a otros invitados

al acto, entre ellos la exministra de Chile Mariana Aylwin -hija del presidente entre 1990 y 1994, Patricio Aylwin- y el expresidente de México Felipe Calderón, lo que provocó la protesta de los gobiernos de esos dos países.

Además, Rosa María Payá ha denunciado el «secuestro» por el régimen de dos cineastas colombianos, Juan Camilo Cruz y María Francisca Corredor.

Según el escrito publicado en Granma, había un «plan, tramado en varios viajes entre Washington y otras capitales de la región», que consistía en «montar en La Habana una abierta y grave provocación contra el gobierno cubano, generar inestabilidad interna, dañar la imagen internacional del país y, a la vez, afectar la buena marcha de las relaciones diplomáticas de Cuba con otros Estados». «Tal vez algunos calcularon mal y pensaron que Cuba sacrificaría las esencias a las apariencias», continúa.

«Al espectáculo -señala el Ministerio de Exteriores- serían arrastrados el propio Almagro y algunos otros personajes derechistas que integran la llamada Iniciativa Democrática para España y las Américas (IDEA)». Según el comunicado, ese intento «contó con la connivencia y apoyo de otras organizaciones con abultadas credenciales anticubanas», entre las que cita al Centro Democracia y Comunidad y el Centro de Estudios y Gestión para el Desarrollo de América Latina (CADAL); y el Instituto Interamericano para la Democracia, del escritor Carlos Alberto Montaner, al que se refiere como «terrorista y agente de la CIA».

El Gobierno cubano, explica el Ministerio, decidió negar el ingreso al territorio nacional a «ciudadanos extranjeros vinculados con los hechos descritos», haciendo valer «las leyes que sustentan la soberanía de la nación». En la nota, se jacta de llevar a cabo «un intachable acto de transparencia y de apego a los principios que rigen las relaciones diplomáticas entre los Estados», al haberse puesto en contacto las autoridades cubanas con los gobiernos de los países desde donde viajarían esas personas para «disuadir» y «prevenir la consumación de esos actos».

«Defensores de falsos perseguidos»

En cuanto a los múltiples apoyos recibidos a la celebración del acto, que han ido desde la ex secretaria de Estado de EE.UU. Madeleine Albright al ex presidente colombiano Andrés Pastrana o los ex mandatarios chilenos Sebastián Piñera y Ricardo Lagos, el Gobierno cubano señala: «No faltaron pronunciamientos de defensores de falsos perseguidos, socios de pasadas dictaduras y políticos desempleados dispuestos a aliarse con vulgares mercenarios, al servicio y en nómina de intereses extranjeros, que no gozan de reconocimiento alguno dentro de Cuba, viven de calumnias insostenibles, posan como víctimas y actúan en contra de los intereses del pueblo cubano y del sistema político, económico y social que éste eligió libremente y ha defendido de forma heroica».

«En cuanto a Almagro y la OEA -prosigue-, no nos sorprenden sus declaraciones y actos abiertamente anticubanos. En muy corto tiempo al frente de esa organización, se ha destacado por generar, sin mandato alguno de los estados miembros, una ambiciosa agenda de autopromoción con ataques contra gobiernos progresistas como Venezuela, Bolivia y Ecuador».

También señala que, en «una ofensiva neoliberal», millones de latinoamericanos han retornado a la pobreza, cientos de miles han perdido sus empleos, se han visto forzados a emigrar, o fueron asesinados o desaparecidos por mafias y traficantes mientras se expanden en el hemisferio ideas aislacionistas y proteccionistas, el deterioro ambiental, las deportaciones, la discriminación religiosa y racial, la inseguridad y la represión brutal». Esta afirmación se realiza después de que el Gobierno cubano haya reconocido que en 2016 la isla registró una caída del PIB del 0,9%, mientras que la Encuesta sobre Condiciones de Vida en Venezuela haya situado al país regido por el chavismo como el «más pobre de América Latina».

El escrito en Granma subraya que «Cuba nunca regresará a la OEA», organización de la que fue excluida en 1962, aunque en 2009 se levantó la suspensión.

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