El destructor Smetlivy de la marina de Rusia.
El destructor Smetlivy de la marina de Rusia.

Moscú protesta por la «provocación» de un barco turco a un navío de guerra ruso en el Egeo

El incidente se produjo a 22 kilómetros del isla griega de Lemnos y, según el Ministerio de Defensa ruso, el pesquero no respondió a las llamadas de radio ni a las señales luminosas

CORRESPONSAL EN MOSCÚ Actualizado: Guardar
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El Ministerio de Defensa ruso ha reaccionado con indignación a lo que considera una «provocación» de Turquía en aguas del Mar Egeo. Según Moscú, esta mañana, un pesquero turco se aproximó a menos de 600 metros de la fragata rusa «Smetlivi» y a punto estuvieron de colisionar.

El incidente se produjo a 22 kilómetros del isla griega de Lemnos y, según el Ministerio de Defensa ruso, el barco turco no respondió a las llamadas de radio ni a las señales luminosas del navío ruso, cuya tripulación veía que el encontronazo era inevitable. Así que los marineros rusos hicieron uso de sus armas de fuego, al parecer disparando al aire, para ahuyentar a la otra embarcación, que corrigió inmediatamente el rumbo.

Pocas horas después y pese a ser domingo, el viceministro de Defensa ruso, Anatoli Antónov, convocaba y recibía a continuación en su despacho al agregado militar de la Embajada turca en Moscú, el contraalmirante Ahmet Gunes. Tras el encuentro, Antónov emitió un comunicado advirtiendo que, si continúan tal tipo de «provocaciones», las consecuencias para Turquía «podrían ser nefastas».

Un pretexto

El especialista en temas militares de la agencia rusa ITAR-TASS, Víctor Litovkin, opinó ante los micrófonos de la radio Eco de Moscú que Turquía busca un pretexto para cerrar el estrecho del Bósforo a los buques de guerra rusos. Esta medida supondrían un duro golpe para Moscú, ya que son precisamente los barcos de la Flota del Mar Negro los que están efectuando el envío de armamento y pertrechos a Siria en el marco de la actual operación militar rusa en la zona.

Las relaciones entre Moscú y Ankara se encuentran en un momento crítico después de que, el pasado 24 de noviembre, un avión de combate F-16 turco derribara un cazabombardero ruso Su-24 por haber penetrado supuestamente en el espacio aéreo de Turquía. La respuesta de Rusia ha sido la puesta en marcha de un paquete de sanciones que incluyen un embargo agroalimentario, la suspensión de los vuelos chárter entre ambos países, el restablecimiento de la exigencia de visado, la prohibición a las agencias de viaje de vender paquetes a Turquía y a las empresas rusas de contratar trabajadores turcos.

La semana pasada, fue Rusia la que, a juicio de las autoridades turcas, mostró una actitud «provocativa». Un infante de marina a bordo del navío de desembarco ruso «Tsézar Kunikov» apuntó a la costa turca con un lanzacohetes portátil del tipo «Iglá», equivalente de los americanos «Stinger», cargado con su correspondiente misil y en actitud de combate. Lo hizo mientras pasaba por el Bósforo y el incidente fue objeto de una nota de protesta entregada por el Ministerio de Exteriores turco al embajador ruso en Ankara, Andréi Kárlov.

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